Pero era
mejor así, nadie podría molestarme, dejarlo, ir, adiós al dolor, el dolor del
amor, dios, ese era el peor dolor de todos, dolía más que cualquier herida
visible.
Hoy en día
se confunde el amor y da pena, porque cada mes creen encontrarlo. ¿Cómo pueden
enamorarse y desamorarse tan rápido? Dadme el truco, yo lo sentí de la forma
más fuerte del mundo. Odiaba pero a la vez me gustaba la forma en la que dolía.
¿De verdad? Hoy no me había levantado tan mal cómo normalmente. Pensaba lo
mismo de siempre, estaba claro, pero hoy tenía una sensación positiva que se
convirtió en nauseas al verle. Siempre igual, diferente día pero con la misma
mierda. Tenía que hacer lo que fuese para olvidarlo pero verle normalmente en
clase no me ayudaba mucho. Es imposible, me rindo, voy a tener que vivir con
ello.
Vi a Carla,
se acercó corriendo y sonriente.
—¿Qué paso?
—Nada.
—Venga,
vamos, cuéntame.
—Te llamo
nada más llegar a casa. Ahora tengo que llevar a estas dos a casa. —Las miré, andaban
jugando con una pelota.
Empecé a
recoger la tabla y a ponerme la camiseta.
—Bien, oye,
el próximo sábado Giselle celebra una fiesta, ya sabes, alcohol, buena música,
tíos buenos, bailar.
— ¿Ira él? —Me
importaba una mierda lo demás.
—Supongo,
van todos.
—Entonces no
voy.
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