Cogí el i-pod y me puse la música me quedaba un viaje en tren
de por lo menos treinta minutos y yo tenía que estar en clase a las 8:25. Miré
la hora, las 8:10, genial. Entré en el tren y volví a coger el móvil, apenas
tenía cobertura. Mierda. —“Llego tarde” — “Cómo siempre”
— Me costó creer que contestase
tan rápido antes tardaba lo que le daba la gana en hacerlo. —“Tú no llegas
tarde porque ni si quiera vas”—le reté— “Hoy sí y estaré en la puerta
esperándote a y 20.” —“Tranquilo, sé subir unas escaleras sola, no necesito tu ayuda
además, no voy a llegar a esa hora. Ahórratelo”. Me quedé satisfecha — “Estoy
intentando ser amable contigo y tú no haces más que tratarme mal.” — Me dolió más a
mí que a él leer eso, claro que no le hubiese contestado mal en otros tiempos
pero intentaba olvidarle, a mi forma. —“Ya.” — Volví a ser fría. —Me
gusta—fue una contestación totalmente inesperada. Este chico es
insoportable, me mandó otro mensaje —Te veo en la puerta y no me vas a
decir que no porqué me vas a ver si o sí. — Quedaban cinco minutos. Me desconecté ¿Por qué al
final siempre acababa haciendo lo que él quería? Este chico me agota. Guarde el
móvil, metí el i-pod en mi bolsillo y me pase los auriculares por debajo de la
camiseta. El tren estaba lleno de gente que iba a trabajar de aquí para allá.
Me preparé para salir corriendo porque si llegaba después de las nueve sabía
bien el castigo que me esperaba, y no me apetecía nada quedarme una hora más
después del instituto.
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