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lunes, 24 de marzo de 2014

Página 33.

Todos los del tren nos estaban mirando, normal no es que fuésemos. Llegó mi parada y bajamos Calpurnia y yo.

—Hablamos por whatsapp— dijo Calpurnia desde lo bajo del arcén a todas.
—Eso, eso— añadí.
Calpurnia y yo empezamos a subir las escaleras de la boca del tren, estaba atestada, era hora punta.
—Y… ¿Qué ha pasado está mañana con Edgar? — dijo intentando sacar un tema de conversación.
Calpurnia era guapa, muy guapa, siempre vestía con algo de encaje blanco que le pegaban con sus ojos, eran azules, azules gélidos, tenía el pelo rubio y muy largo, precioso, la llegaba por debajo de la cintura. Cualquiera la envidiaría.
—Se empeñó en esperarme.
—¿Y…?
—Bueno, sólo hablamos eso. —mentí. —Ahora está raro además me sacó de un lio, pero me ha metido en otro, dijo que mi tía estaba en el hospital ¿Cómo pudo decir eso? Aquí todo el mundo se entera de todo.
Cruzamos la calle, quedaban dos calles a la izquierda, una bajada de escaleras, un pasillo y estaría dentro. Vivía delante de una especie de puerto que estaba rodeado por casas, estaba enamorada de las vistas desde mi ventana. Veía el puerto, el mar a lo lejos y la plaza. Los mejores amaneceres eran en mi balcón cuando hacía tanto frío que a la barandilla la cubría una fina capa de hielo. Me gustaba tocar metales fríos, al final acababan quemándome. Un café, un cigarro, la madrugada y sentir el frío, eso era vida.
Me metí demasiado en mis pensamientos y no me di cuenta de que Calpurnia me estaba hablando.
—¿Qué? — Aún estaba algo aturdida.
—¿Tía? Siempre estás pensando en tus cosas y no te enteras de nada.
Lo admití, pues era así. —Bueno, repíteme.
—Que te llamo para ver cuándo vamos por la noche
— ¿Vas a venir a vernos entrenar?
—¿A qué hora es?
—Tenemos que estar allí sobre las 8:00, seguro que terminamos a las 9:30.
—¿Qué harás hasta las ocho?
—Deberes— Mentí. Irme al acantilado, tenía que reflexionar sobre lo que había pasado. Llegué a mi calle. —Bueno, nos vemos a las ocho, ¿no?
—Sí ¿Quiénes entrenáis?
—Cristina, Angie, Laura, Carla, Bianca y Kim, Geral, Sara, Lois y Abigail.

—Bien, bien ¿Hablamos?

4 comentarios:

  1. Joder, pues debo admitir que eres una brillante escritora con unos sentimientos puros y reales. Se nota que has pasado por cosas malas y ha costado hacerse la idea de que nunca volverán a repetirse. Este libro es perfecto, casi tanto cómo tu. Me encanta leerlo, por favor no pares de escribir, veo que tienes un gran futuro de escritora por delante... te quiero cielo.

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    1. Es genial leer algo así de alguien como tú, un placer.

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    2. Aida amor, tienes razón, Nina es la mejor y se me hace imposible dejar de leerla, es increible.

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    3. Yo es que creo que os amo.

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