Me hice una coleta y me puse lo primero que pillé. Abrí la
puerta y estaba Diego ¿Pero…?
Salí de casa—¿Qué haces aquí?¿Eres un acosador?
—No. —se
rio. —Vamos a andar.
Ya que no tenía nada que hacer acepte su oferta.
—¿Cómo sabes dónde vivo?
—Tienes unas amigas muy bocazas.
—¿Cuál de todas a sido? —Me reí.
—Se llama Kim.
Me volví a reír— Y bueno ¿Qué te trae
por aquí?
Era un chico con el que había cogido más confianza de lo
normal en poco tiempo.
—Cerré la tienda. Es sábado. Y me aburría y como estabas
cerca…dije bueno ¿y por qué no? Y aquí me tienes.
—Gran explicación, con mucho sentido. —Le dije vacilándolo.
—No soy un violador. — me aseguró riendo.
—O tal vez sí ¿Quién sabe? Oye, ¿Y por qué cierras la tienda?
Tom la abría.
—Ya pero Tom no está.
—Ya pero yo quiero tabaco. —contrataqué.
—Sabía que me lo ibas a decir— sacó un paquete del bolsillo.
¿Con un chico con tabaco y vaqueros qué chica querría uno vestido de etiqueta y
con flores? — Invita la
casa.
—No lo puedo aceptar.
—¿Por qué no?
—Pues no lo sé, es lo que se suele decir.
—Bueno, me he dado cuenta de que tú no eres como todas así
que en este caso sí que puedes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario