—Y lo hago.
—En esto por lo que veo, no.
—Pues no. Explícamelo.
—Quería conocerte Nina, he venido
aquí por pasar algo de tiempo juntos, para que me cuentes sobre ti ¿De verdad
te crees que me importa la vida de Bianca? No, joder, ellas son todas iguales,
tú eres diferente, tú eres…
—Soy la rara, no importa dilo. —me
estaba empezando a enfadar e intenté controlarme. —Tú tampoco me conoces ¿Sabes? ¿Crees
que sabes de mí sólo porque me has visto en un jodido acantilado? Mira, haz lo
que te dé la gana, yo me vuelvo. Si quieres venir, ven. Nadie te va a decir que
te quedes pero tampoco que te vayas. —Me di la vuelta y empecé a hacer el camino.
Se acercó a mí—Nina, no te enfades.
—No lo he echo—mentí.
—¿Seguro?
—Sí—volví a mentir. — Yo me voy ¿vienes o qué?
Se quedó pensándolo. Yo no tengo
paciencia así que seguí con mi camino. Escuché sus pasos y sentí una sensación
de satisfacción sabiendo que por lo menos no se iba a la primera de cambio.
Llegamos a donde las demás y puse de
excusa que a Diego se le había caído el móvil y estuvimos buscándolo.
Volvieron a formarse los grupos y yo
decidí irme con Abigail. Diego volvía a estar con Bianca y yo no veía problema
alguno.
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