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sábado, 12 de abril de 2014

Página 114.

—¿Este es el sitio a dónde siempre vas?
Asentí—Te lo enseñé porque tú me enseñaste lo otro. Hoy por mí y mañana por ti.
Me sonrió—Se está genial aquí, pero ¿nunca has pensado que esto se puede caer o algo así?
—Bueno, no le tengo miedo. Si se quiere caer que se caiga—me senté y el hizo lo mismo.
—¿Por qué vienes aquí?
—Oh, dios, mira las vistas, siente el aire, mira a tu alrededor no hay nadie, nada.
Se me quedó mirándome—Tienes razón— le sonreí orgullosa—No se está nada mal. ¿Alguien más sabe que subes aquí?
—No…bueno…haber…exactamente…no…pero…sí. —concluí.
—¿En qué quedamos?
—En que sí.
—¿Quién?

Empecé a jugar con las mangas de mi chaqueta—¿Te acuerdas del chico de la tienda de Tom?

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