Estuvimos
discutiendo a besos que sonaba mejor y al final me dejó ganar a mí.
Bajamos
del acantilado cuando empezaba a oscurecer los dos juntos de la mano. Al llegar
a la playa no me quedó otra que despedirme de él.
—Tengo
que irme.
—¿Tan
pronto?
—Sí,
Carla está mala y eso.
La
despedida fue breve, no podía perder más tiempo. Si me diesen a elegir entre
Edgar y Carla la respuesta es obvia. Ella siempre había estado conmigo.
Cuando
llamé me dijo que estaba justo en la otra punta de la playa dando toques con
las demás.
Me
puse en camino por la orilla, realmente me gustaba ver cómo se quedaban mis
pisadas grabadas por un segundo en la arena.
Al
llegar vi como Carla se tiraba al suelo para rematar desde abajo, tiré el bolso
en la arena y entré en la cancha. Yo llevaba unos pantalones vaqueros ajustados
y las demás pantalones cortos para hacer deporte, inevitablemente me llevaban
ventaja.
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