La leyenda, bueno, estaba demostrada
hoy en día, se basaba en que murieron miles de personas durante el siglo VI en
la época de la peste. Si alguien presentaba un mínimo síntoma se le llevaba a
la isla y se le tiraba sobre cuerpos infectados o directamente sobre
cadáveres. Les quemaban vivos. Allí no se pisaba si no querías meterte en
problemas, era algo así como sagrado. Además los alrededores estaban infectados
de tiburones que seguían buscando restos de cadáveres. Había hospitales y
edificios abandonados. No es un sitio donde se iba a jugar.
—¿Tenéis miedo o qué? — Daira nos retó.
—No. —dijimos casi todos.
—¿Apostamos un fin de semana? No,
mejor un puente.
—Básicamente quieres que vayamos
todas a una isla que está como a tres horas de aquí y además está llena de…de…—no
encontraba las palabras.
—De gente muerta. —concluí.
Sara sintió.
—Sí ¿Creéis que se van a levantar y
comeros en plan zombies o qué? —se burló Daira.
—No juegues con eso—Carla lo dijo
seria.
—¿Quieres jugar? Bien, juguemos— no
me gustaba que me retasen. Siempre acababa picando.
—¿Estás loca Nina? —me miró Carla.
—No. —dije tranquilamente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario