Resopló—Si va Nina, yo también.
—No hace falta.
—Y yo también, eh—añadió Edgar.
—Nosotras íbamos a ir de antes.
— Daira, Paula y Eva se
sintieron orgullosas al decirlo.
Al final con la tontería quedamos en
que íbamos a ir todas, pero no me hacía
ni puta gracia tener que ir.
Nota mental: Nina deja de aceptar
apuestas, no te piques que pareces una imbécil.
Esa tarde no estaba para muchos trotes
así que decidí irme a casa pronto y dormir. Me despedí de todas y me baje, pero
Edgar me acompañó y hablamos sobre el tema de la isla.
—Allí pasan cosas raras, joder Edgar…
—Ya lo sé. Con menudas te juntas para
meterte en estos líos.
—Daira ve mucho la televisión. ¿A
quién se le ocurre ir si no? Cualquiera en su sano juicio no haría lo que voy a
hacer, además ni si quiera podemos ir, no tenemos coche ni nada.
—Habla por ti, yo tengo moto.
Le miré raro—¿Desde cuando tienes tú
una moto?
—Desde hace un mes—me sonrió.
—Lo que te faltaba. A parte de que
cuando alguien te ve lo primero que piensa es que le vas a partir las piernas,
que tengas una moto no ayuda mucho a tu imagen.
Me mordió, bueno vale, esta vez sí
que me lo merecía.
*
No hay comentarios:
Publicar un comentario