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sábado, 5 de abril de 2014

Página 83.

Me cogió de la mano y salimos hacía un sitio que yo ni siquiera sabía que existía. A lo largo del camino me contó cómo había encontrado ese lugar y que le gustaba que la primera chica que lo pisase fuera yo. Se paró y me explico cada detalle, él lo sabía todo y yo me sentía como una completa ignorante.
Con razón no quería ir al instituto teniendo esto, este espacio. Me parecía increíble que a tan solo media hora del pueblo se pudiese estar completamente sola. Sin duda no llevaba hay más de unas horas y ya era uno de mis sitios favoritos, para ser más exactos, el segundo, el primero era mi querido acantilado.
Edgar me ayudó a cruzar los tramos más difíciles y yo se lo agradecí cada vez que se molestaba, me parecía raro que todavía no me hubiese caído, pero bueno, para eso siempre yo tengo tiempo.
Cuando llegamos al cabo de un buen rato no me pude creer lo que estaba viendo. Era la paz absoluta.
Había un río y a lo largo una orilla de arena, era solo una especie de tramo porque si bajabas algo más ya había ramas que seguro que te podían dañar la piel. Había una roca grande en la otra orilla y el agua tenía un color entre verde y transparente era normal, dado que estaba rodeado de árboles.

Edgar se quedó mirándome esperando a una reacción.

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