Listaa

jueves, 10 de julio de 2014

Página 139.

—Nena, estoy en medio de un autobús ¿Esperas que hable de esto aquí?
—Tienes razón, soy imbécil ¿Ves como si te molesto?
—No digas tonterías, escucha, tengo que colgar, me muero de sueño, luego nos vemos. — Me dejó con la palabra en la boca, quería decirla te quiero, o algo así, pero se fue.
Me toqué la frente y guarde el móvil. Entré en el restaurante y le vi de espaldas. Le tapé los ojos desde atrás y le di un beso en la nuca, sabía bien que amaba eso, se dio la vuelta y de una forma u otra consiguió que yo acabase sentada sobre sus piernas. Le besé.
—¿Qué hacemos en un restaurante si apenas con las diez de la mañana Edgar?
—Pues pedir sándwiches, los he pedido como te gustan a ti, y por supuesto café.
—No tengo absolutamente nada de hambre, Edgar, despierta, desayuné hace nada. Eso sí los sándwiches te los comerás tú, pero el café es todo mío. —Me volvió a besar.

Mientras traían la comida abrí un azucarillo y lo tiré sobre la mesa, estuve haciendo formas con el azúcar y deshaciéndolas mientras Edgar me contaba una de las tonterías que había echo una mañana que no había ido al instituto. 

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