—¿Te picas
Nina? — Me correspondió
con otro más complicado.
—¿ Y tú
Carla? — Empecé con la
cadera.
—Contigo
siempre. —Mostró una
sonrisa.
—o—
Terminamos,
con una clara victoria por mi parte. —Préstame el altavoz que tengo que levantar a ese inútil—
Señalé a mi tienda.
—Con una
condición.
—
Tú
y tus putas condiciones Carla.
— Quiero
la revancha — Sonrió.
—
Que
sí. —Alargué la última
sílaba
—
¿Y
qué es eso de puta, bicho?
—
Si
sabes que te quiero, pedazo de puta. — me puse de puntillas y la di un beso en la mejilla.
Fui a la
tienda con el altavoz y con el máximo volumen.
—Despierta
imbécil— le tiré de la manta, y le di patadas en las piernas.
Farfulló —He
visto despertares mejores— bostezó. Le puse mi infalible mirada asesina y salí
de la tienda, ayudé a recoger y al cabo de unos minutos salió de la tienda sin
camiseta a buscarme.
Se dispuso a
darme un beso en los labios. Le aparté. —Quita.—
—¿ Qué
demonios te pasa?
—Nada, solo
creía que tenía un novio menos gilipollas. Solo eso.
Su rostro
cambió de expresión. Le había dolido. Me sentí algo mal pero me mantuve dura y
le miré a los ojos. Recuperó la compostura. —¿Por qué?
—¿Sabes que
ayer te tuve que llevar a rastras a la cama porque estabas borracho como una
cuba?
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