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martes, 30 de diciembre de 2014

Página 158.

Subí de nuevo a la moto— Por favor, no me digas que he roto muchas cosas. — Ahora era él el que estaba enfadado— ¿Sabes? Ya te he perdonado— Intenté arreglarlo. Le sonreí y le besé. Dejó de estar enfadado.
—Prométeme que te mantendrás viva por lo menos hasta que lleguemos a tú casa.
 —Lo intentaré— Reí.
Durante todo el viaje me mantuve con un dolor de cabeza terrible, por lo tanto también estaba mareada, sólo que no quería confesárselo. Llegamos a la puerta de mi casa y tropecé al bajarme de la moto. —No has cumplido la promesa, te has caído antes de llegar a tu casa. — Se rio de mí.
Puse los ojos en blanco, bajé mis cosas y abrí la puerta de casa. —Morena— gritó desde la moto. Me giré— Esta noche hay una fiesta, la ha organizado tu hermano, es en la playa ¿paso a recogerte esta noche?
—¿Qué? ¿Qué mi hermano a organizado qué?
—Una fiesta— repitió extrañado.
   ¿Y mis hermanas? —Me dispuse a girar la llave la última vez para poder entrar.
   Espera, ¿entonces vas?
   Por su puesto que voy, le tendré que decir un par de cosas a mi hermano.
   Luego te llamo. — No le contesté.

Oí como arrancaba la moto y entré en mi casa. La casa estaba echa una basura. Cleo y Rebecca estaban en bragas saltando en el sofá mientras cantaban, mientras las paredes estaban llenas de pinturas infantiles y espaghettis con tomate . La cocina estaba echa un desastre y no quería imaginarme como estaba la parte de arriba. Cuando me vieron entrar Rebecca se sentó en el sofá rápido y se hizo la dormida. 

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