—Bien…sacaré
temas yo. ¿Por qué se enfadó Edgar?
—Porque te
besé. Yo pensaba que eras él.
—¿Y no te
creyó, verdad?
—No.
—Seguro que
mañana se arreglan las cosas…de verdad…
—No es solo
eso Diego, joder. —Lo
estaba pagando con él. —
Mi mejor amiga andaba tirándose a mi hermano en la playa. Es desconcertante, créeme.
—Vaya noche…
—Sí, lo sé.
—Me tumbé en la hierba y miré
al cielo, a las estrellas, a la mano de Diego que se había tumbado a mi lado y
no llegué a ninguna conclusión. Saqué un cigarrillo y se lo ofrecí, cogió uno,
encendí el mío y le pasé el mechero.
Me cogió de
la mano—Nina, yo siempre estaré ahí.
Le abracé —¿Sabes
que todas quieren algo contigo? Me han pedido que te traiga cuando salgamos.
—Digamos que
yo sólo quiero algo contigo.
Le miré raro
—¿Te gusto?
—Sí.
—Pues has
apostado por la chica equivocada.
—¿Tú crees?
—Sí. — Se acercó a mí, y me besó, me
aparté. —Diego, no, tú vas mal, yo voy mal.
—Tú siempre huyendo
de mí—Se levantó.
—No es eso.
No puedes pedirme que me lie contigo después de que lo acabo de dejar con él.
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