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domingo, 29 de noviembre de 2015

Página 651.

Tiraron con decisión mientras el sudor caía por sus frentes, irónico, sudar en la nieve.
Un paso, otro, otro...y ahí estaba, el puente.
Cruzamos la línea imaginaria y como si lo hubiésemos acordado posteriormente los cuatro nos giramos a mirar el bosque. Respiramos ajetreados y nos quedamos unos minutos sin decir nada hasta que Cody interrumpió -Somos los primeros en salir de una noche en el bosque- comentó sin creérselo.
-No con esas estamos llevando al culpable de ello hasta el restaurante- prosiguió Cora.
-Y todo esto gracias al empujón de...- ahí estaba Lucy.
Los tres se giraron a mirarme - Nina- dijeron a la vez.
-¿Estáis locos? Sin vuestra ayuda me hubiese quedado en el suelo y él me hubiese arrastrado dónde el quisiera- casi grité - Vosotros le tirasteis cuando él estaba encima mía y vosotros creasteis el plan para dispararle, vosotros habéis cargado con él hasta aquí, y lo siento de verdad, porque enserio debería haberos hecho caso desde un puto principio, soy una estúpida- cogí aire- Podríamos haber acabado mal si no fuese por vuestro esfuerzo, y no me cabe duda de que yo no estaría regresando ahora si no fuese por vuestra maldita culpa, tenéis todos los jodidos méritos en esto.
-Sin ti, esto no se hubiese cometido - echó el brazo por mi hombro Lucy y decidí quedarme callada para de nuevo mirar al bosque.
Algunos empezaron a irse, Cora comenzó a tirar de nuevo del cuerpo de camino al restaurante, pronto le alcanzó Cody.
La cabeza del hombre rebotaba entre tablón y tablón seguro haciéndose muchísimo daño, pero poco nos importaba eso.
Miré hacia abajo, hacia el agua, no me creía esto.
Caminamos en silencio hasta el final del puente y alzamos la vista hasta encontrar las luces del restaurante- Vamos, me muero por ver lo que sucede cuando le llevemos dentro - comentó una animada Lucy adelantándome y empezando a subir la cuesta de graba.


Página 650.

-Estoy con ella- se acercó Lucy - No pienso bajar al suelo con ese tío ahí, puede que sólo esté fingiendo y que se tire sobre nosotras al poner un pie en tierra firme.
-Está bien- Cora apuntó y volvió a dar justo en el clavo, la nuca. -Vámonos.
Ellos bajaron por las escaleras después de haberme dejado a mí en el suelo con la rueda, ¿que si me dio miedo ser la primera en estar al lado del hombre tumbado? Sí. Pero no se movió.
Cogí mis muletas que se habían quedado en el suelo desde el forcejeo, ellos pegaron patadas al tío para ver si se movía - ¿Y ahora qué hacemos?
-Llevarle al restaurante- dijo un decidido Cody. - Estoy seguro de que les encantará saber lo que hemos encontrado.
Cora le miró...le miró... le miró y al final comentó - Está bien, pero atémosle por si acaso resucita o algo.
Lucy se situó a mi lado mientras Cody cortaba la cuerda del columpio, con la que me habían subido antes a la cabaña.
Cora bajó de cortar el otro extremo y quitó los dardos de la piel de...eso, no se merecía ni ser llamado ser humano.
Cora le ató el pecho, las manos, los pies y los hombros, luego dividió la cuerda en dos y le ofreció un extremo a Cody.
Los dos asintieron a la vez y empezaron a tirar del cuerpo que no se movía arrastrándole, dejando un camino en la nieve muy reconocible.
Me hubiese gustado ayudar con la tarea, pero por desgracia seguía sin una pierna en condiciones y con un cansancio sobrenatural.

Lucy y yo caminamos delante de ellos y de la carga, mientras les oíamos respirar fuerte y de vez en cuando se tomaban un segundo para descansar, era normal, ese hombre, al menos, pesaba el doble que ellos dos. 

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-Ahora- avisó Cody - Izquierda Cora- miramos como Cora estaba escondido tras la pared y lo único que sacaba era la punta del rifle  -Un poco más arriba- guio Cody - Puedes mirar un segundo.
Cora cogió aire, levantó la cabeza, se puso de rodillas, miró por la mirilla soltó todo el aire que estaba en sus pulmones y disparó.
Se volvió a esconder rápido. Y todos nos quedamos en silencio por un minuto, sin saber bien qué había pasado, sin saber bien si Cora había dado al objetivo.
Cody fue el primero en mirar por el agujero despacio - Está en el suelo- susurró - Le has dado, lo tiene en la puta garganta - rio maniáticamente y nosotras miramos despacio por la ventana, tenía razón estaba boca abajo en el suelo.
-No me fio- comentó Lucy cogiendo algo del suelo y tirándoselo en la cabeza. No se movió, no se quejó, nada. -Otra- pidió -Eso fue una pelota de tennis, no duele, necesitamos algo que si le da se deba quejar sí o sí- todos miramos por la habitación, intentando encontrar algo que de verdad hiciese daño - El jarrón - acertó a cogerlo, se acercó a la ventana y lo tiró con todas sus fuerzas . Nada. No se movió cuando se rompió contra su espalda, ni si quiera el dedo meñique. -Dispárale otra vez- pidió a Cora.
-Lucy... esto deja dormido a un oso por dos horas, si le vuelvo a lanzar otro sinceramente no sé qué podría pasar, su corazón se podría parar , y yo no quiero ser un asesino.

-Una vez vi una película en la que decían que era bueno disparar siempre dos veces- dije casi en un susurro y los tres se giraron a mirarme. 

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-¿Cómo llamar la atención?- preguntó Lucy
-Canta, baila, hazle marionetas, lo que coño te dé la gana pero tu tarea es que no desvíe la mirada hacia la otra ventana, en la que Coda estará listo para disparar el dardo tranquilizante.
Cogí aire- Está bien - mostré un punto de valentía.
-Muy bien -asintió una vez decidido Cody y cogió mi mano entre dos de sus manos - Al menos chicos hemos descubierto por qué la gente desaparecía al entrar al bosque de noche.
-Descubrirlo para acabar muertos no sirve de nada- esa fue Lucy, creo que, entrando en un estado de pánico.
-Los mejores secretos se llevan a la tumba- bromeó Cora y se arrastró hasta el baúl para enseñarnos una especie de rifle plateado y levantar el pulgar en señal de preparado.
-Vamos Lu- tiré de su mano y nos arrastramos hasta llegar a la pared para descansar nuestras espaldas allí.
Mirados a Cody y Cora justo al otro extremo que nos animaban a empezar.
Corrí la manta que hacía de cortina captando su atención de inmediato. Asomé despacio mi cabeza para verle con las dos manos apuntando justo hacia este lugar, tenía un ojo cerrado y estaba centrado en un objetivo, mi cabeza.
Me agaché rápido y sonó el estrepitoso ruido justo para luego dejar paso a un cartucho que aterrizó al otro extremo de la cabaña. -Uno- comenté tocando mi pecho para comprobar si en verdad nadie me había dado.
-Está bien- dijo Lucy sacando la mano y agitándola mientras miraba por el espacio que dejaba una tabla con otra al hombre.

La bajó y el depravado volvió a disparar y fallar.

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Él seguía ahí, gritando cosas que no quería escuchar y dando vueltas al tronco, esperando supongo, conseguir una forma de escalar.
-Ahora me alegro de haber botado el día que íbamos a tirar la casa en contra- Cora dijo entre intentos de regular su respiración con ambos brazos colocados a sus caderas .
-Escucha tío, esto no se mueve de aquí en la puta vida- contestó un Cody agotado con las manos en sus rodillas cogiendo grandes bocanadas de aire.- ¿Sigue ahí?
Lucy asintió con los labios apretados - Pero estoy segura de que se irá y nos dejará en ... - no pudo terminar la oración cuando algo golpeó una tabla de madera atravesándola y miles de pájaros echaron a volar.
Cora se acercó a la ventana rápido con los ojos bien abiertos - Tiene una escopeta- comentó en voz baja cerrando la manta que tapaba la ventana desigual y antigua - ¡El muy hijo de puta tiene una escopeta! - gritó como si eso le hiciese llevar más razón.
Sonó otro disparo, esta vez fue directo a la ventana encima de mi cabeza, el cartucho atravesó la manta como si de nada se tratase.
Lucy tiró de mí para que me tumbase en el suelo y yo respiré agitada - Está demente.
Cody valiente se asomó a un pequeño agujero creado por el paso del tiempo que estaba situado en la pared de la puerta, se quedó observando con un sólo ojo durante unos segundos que a mi parecer, fueron eternos - Escuchad- se arrastró por el suelo como en combate hasta nosotras -Este es el plan , Cora, ven- Cora se reunió con nosotras- ¿Recordáis cuando papá nos enseñó a disparar calmantes por si alguna vez veíamos a un oso que quisiese hacernos daño?- todos asintieron, menos yo. - Cora, tú eres el que mejor puntería tenía en esto- le miró y yo pasé saliva - Seré tus ojos, ¿de acuerdo? miraré a través del agujero y te diré el punto justo al que debes disparar, fíate de mí y hazme caso- le miró con severidad y Cora frunció el cejo para luego asentir despacio - Lucy y Nina- froté mi cara al escuchar mi nombre para enterarme bien - Tiene una escopeta, eso significa sólo dos disparos, dos oportunidades, tardará en cargarla de nuevo, vosotras debéis llamar la atención por la otra ventana para que él mire y dispare hacia allí, ¿ de acuerdo?

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Uno...dos...tres, vamos Nina, no te olvides de saltar.
Pero lo que saltó encima de mí había sido algo diferente de lo que pensaba saltar. Otra vez, ahí se encontraba, cargado encima de mí - Déjame- mandé.
-Me habéis hecho correr, habéis sido muy malos- dijo con una voz casi calmada.
Miré al cielo, a las estrellas, a Cody, Cora y Lucy mirando la escena desde arriba. Luego él interfirió en mi campo de visión y fue lo único que pude ver.
Algo...algo...algo.
Tanteé con mi mano por encima de la nieve fría, nada, nada, nada, un palo, nada, nada, nada...nada... y... ¡Una piedra! Sí, sí.
La agarré fuerte con la palma de la mano, la cerré para mayor sujeción y golpeé fuerte, al parecer, acabó en su ceja ceja derecha.
Pataleé hasta salir y arrastrarme de nuevo, me subí al neumático negro desgastado y me senté como pude, pronto empecé a  ascender. Resoplé con algo de tranquilidad, mientras Lucy recogía la escalera Cody y Cora tiraban de la cuerda, haciéndome quedar cada vez más lejos del suelo.
No cabe qué decir que el hombre estaba que echaba chispas, saltaba pero movía mis pies intentando que no alcanzase el objetivo que quería.
Pronto llegué a la ventana, Cody y Cora me cogieron por los brazos y me metieron dentro, caí estrepitosamente y con la cabeza en el suelo de madera frío y respiré en los tablones intentando recomponerme del susto, el esfuerzo, el shock o todo junto tal vez.

-Nina- me llamó Lucy en el hombro y me giré para quedar boca arriba y mirar al techo, también de madera oscura- ¿Estás bien?- cogí una gran bocanada de aire y asentí. -Espero que se vaya pronto- tiró de mí con cuidado y acerqué mi vista a la ventana patosamente tapada por una manta. 

Página 645.

Cody y Cora estaban en forma y ninguna respiración fue más agitada que otra, era una mierda sentirme un peso pesado y no poder hacer nada.
Eché la vista por encima del hombro de Cody y vi como el asqueroso nos estaba siguiendo decidido, al menos, le había dejado la calva algo roja.
Veía su cara mientras los dos me cargaban corriendo, era... como si su cerebro se hubiese centrado en sólo hacer una cosa, como si hubiese sido programado para seguirnos sin perder ritmo, cómo si tuviese grabada una base de datos en la que lo más importante fuese hacernos daños.
Parecía que ni si quiera parpadeaba, que ni si quiera era una persona, parecía como si enserio fuese un robot puesto en nuestro camino para hacernos algo horrible.
Me miraba. Y sonreí. Y yo cerraba los ojos y al abrirlos ahí estaba, corriendo y con la mirada muy pegada a nosotros.
Después de estar al menos cinco minutos cargada me soltaron al suelo, miré hacia atrás asustada y llevé una mano a mi pecho cuando vi una pequeña estructura de madera creada al rededor del tronco de un árbol.

Lucy subía por unas escaleras de madera que se balanceaban en cualquier movimiento mientras Cora le empujaba en el culo para que subiese más rápido.
 Respiré sin intentar pensar en el tío que venía corriendo tras nosotros y me arrastré - No podrás subir por aquí- dijo un Cody nervioso - Tendrás que montarte en el neumático - miré hacia esa dirección, un columpio viejo compuesto por una cuerda y una rueda en el final  -Nosotros te subiremos hasta arriba como una polea, ¡Corre! - asentí y caminé con una sola pierna hasta el objeto que me habían señalado.

Página 644.

Me retorcí y giré el cuello para que no me tocase con el pañuelo, él intentaba presionar mis brazos contra el suelo pero yo realmente se lo estaba poniendo difícil , cogí la muleta de al lado del suelo y volví a estampársela pero esta vez en la cara. Él gruñó y empezó a desabrocharse el pantalón  -Te voy a enseñar, a tratar a un hombre usando modales- presionó uno de mis brazos sin dejarme movimiento y subió mi abrigo para luego subir mi sweater y dejarme entrar en contacto piel con piel en la nieve. Me quejé y vi como Cody y Cora ayudaban a levantar a Lucy detrás. Intenté zafarme del agarre del brazo pero él había dejado su peso encima de mi extremidad.
No quería esto, no quería que me pasase eso. No quería, debí escuchar.
Estúpida.
Estúpida.
Estúpida.
Apreté mis labios del esfuerzo y con la mano derecha cogí mi otra muleta para volverle a pegar, esta vez creo que le hice sangre, porque gritó y se separó de mí un poco, menos mal, estaba odiando sus manos frías tocando la piel de mi abdomen.
Me arrastré y dos brazos me cogieron, levanté la mirada para ver a Cody y Cora cada uno tirando de un brazo, cogí mis muletas y los dos tiraron hasta dejar al hombre quejándose encima de la nieve solo y no conmigo debajo.
Me sacaron arrastras del claro y de un movimiento coordinaron me cogieron por ambas piernas para salir corriendo conmigo - A la casa del árbol ¡Ya! - exclamó Lucy echando a correr segura del camino mientras yo veía sólo árboles y árboles pasando por encima de mi cabeza , uno...dos...diez.

Página 643.

Nos habíamos parado en un claro, por eso había más nieve, los árboles nos rodeaban pero dentro las cosas lucían despejadas y en calma, era normal, que algún animal nos estuviese observando, estábamos en el centro, en el punto de mira.
- Y lo mejor de todo es que podre decirle a mi madre que...- no aparté la mirada de los grandes árboles verdes oscuros, había sido un ruido, igual que cuando pisas una rama seca y se parte por la mitad.
Entonces lo vi.
No sé exactamente qué fue lo que vi, pero sí un reflejo, como cuando alguien pone un reloj al sol y te apunta la cara para hacerte de rabiar y te deslumbra. Como un flash natural. Un golpe sonó, como si hubiese sido amortiguado por la capa de nieve, y entonces sí pude ver precisamente.
Era un hombre, un hombre feo, grande y con una enorme chaqueta, calvo, con gafas de pasta puestas y un bigote horrible - Lucy corre- grité cuando este venía directa hacia nosotras.
Ella paró su discurso, sin darse cuenta de lo que estaba pasando, y dio un grito para retroceder, el hombre se abalanzó sobre ella y la presionó contra el suelo apuntándola con un pañuelo en la mano.
Di la vuelta a mi muleta y me acordé de las clases de Edgar sobre batear que me dio un domingo en el que no tenía ganas de hacer nada, cogí aire, amarré mis dos manos al extremo y con lo que pude di el golpe fuerte en su cabeza.
Cuando mi arma impactó en su cabeza me tambaleé y caí de culo, él se levantó enfadado de Lucy y se sentó encima mía, presa fácil, supongo.

Página 642.

-No iba a tocar ninguna flor, ni planta...
-Mentira, mi hermana me ha dicho que eres la cosa más curiosa que ha pasado desde que mamá abrió el restaurante, que has ido incluso a verla a ella bañarse, que te has parado a hablar con cada hoja y bicho que veías por el camino, si hubieses visto esa preciosa flor morada, hubieses picado, caído. -cogió aire- Quiero hacerte entender que tal vez lo del monstruo malo es mentira, pero no quita a animales como los osos de por medio... entiéndelo.
-Chicos- intervino Lucy- Parad de darlo vueltas, mientras vosotros discutáis y andabais a la vez habéis cruzado incluso los primeros árboles del bosque. Estamos dentro. Se acabó, sigamos con ellos.
Respiré profundo - Escucha, chica nueva, vemos la nieve y nos volvemos, ¿queda claro? - rodé los ojos y asentí.
Anduve, anduvimos, y volvimos a hacerlo, con ritmo.
El bosque estaba en silencio, un silencio que rompíamos con cada pisada, y cada resoplido de desaprobación de los chicos hacia mi idea.
Sólo éramos sombras que caminaban a paso lento ...¿Sabéis que pasó? Nada.
-La nieve está mucho más cerca ahora- sonreí entrando en la superficie blanca y caminando unos metros más, era profunda, mis muletas de madera se hundían dejando pequeños huequecitos.

-Hola- miró al cielo - Gracias, por hacernos salir de la rutina- sonreí despacio - Nunca antes habíamos entrado aquí de noche, y se siente genial...- miré a los árboles, había escuchado un ruido, estaba completamente segura. 

Página 641.

-Cody, ella no es realmente consciente de lo que está haciendo, tenemos que hacer que entre en razón y dar media vuelta, ni si quiera puede andar plantando los dos pies, si algo pasa esta noche será imposible de sobrellevar...
-Sí, claro que soy consciente- le paré - Es más, creo que tengo más años que vosotros tres, ¡Creo que soy mucho más madura que vosotros tres! , tenéis miedo de una tontería, de una gilipollez, de una insensatez, de algo que no habéis visto, sólo os dejáis llevar, como la corriente del precioso río que tenéis detrás y no sabéis disfrutar, ¿Alguna vez os habéis preguntado por qué os han prohibido entrar a partir de que sea de noche? Porque tal vez vuestra madre os lo dijo porque ahí dentro hay una fiesta de la hostia y no quiere que vayáis, ¿sabéis? - alzaron las cejas y abrieron bien los ojos - Mira, como queráis, yo sigo, allá vosotros, no voy a desaparecer, a lo mejor me pierdo, pero estoy tratando de memorizar el camino de vuelta, ese es el único factor x de la cuestión.
-Vale, tal vez no exista un gran monstruo que te lleve a una cueva- cedió Cody - Pero perfectamente puedes quedarte atrapada en un agujero, tocar una planta que no debas, creas o no nosotros conocemos esto mejor que tú porque llevamos nuestra vida aquí, y ahí dentro está lleno no, plagado de una flor llamada belladona, ¿sabes qué pasaría se te la acercas a la cara para olerla, ah? Que estarías drogada por dos horas, ¿sabes qué harías después? Lo que hacen todos, frotarse los ojos para salir un poco de ese embobamiento, pues al hacerlo, al llevarte las manos a los ojos estarías diez días sin poder ver, ¡Diez días! , Dime, ¿Sabrías volver o recordar el camino ciega? ¡Nos necesitas!

Capítulo Cuarenta Y Cinco. Razón vs. Curiosidad . Página 640.

-Nadie vuelve del bosque...
-Ya, dejad la broma, hemos cruzado todos, estamos dentro, no nos ha pasado nada, no es gracioso - dije intentando hablar con el farolillo entre los dientes.
Lucy colocó su pálida mano en el metal de hierro y abrí la boca dejándole caer, ella lo sujetó y lo alzó para los cuatro - No es una broma, ya te lo hemos dicho Nina- contestó con calma - Te has dejado marcas en la cara por cogerlo con los dientes- agaché la cabeza algo avergonzada - Deja- pidió y limpió parte de mis mejillas con su pulgar.
- ¿Qué es lo que quieres hacer aquí? Ya lo hemos cruzado, venga vamos a darnos la vuelta- Cora hizo un llamamiento a la cordura.
-Quiero simplemente pasear, explorar, ver si la nieve ha bajado hasta el principio del bosque, quiero todo- dije subiendo y bajando los hombros.
-Vale, muy bien, mañana al amanecer te traigo hasta un caballo si es necesario, te juro que te subo a la montaña en trineo, te construyo una casa en la cima, ¡Lo que sea! Pero por favor, ¡Vámonos ahora mismo!
-No se trata de eso- negué - Ustedes, vosotros, es decir, todos los que vivís aquí, podéis hacer eso cuando queráis, pero yo no vivo aquí y antes del amanecer me voy para no volver, ¿entendéis? Nadie os obliga a seguirme, vosotros podéis hacer lo que os venga en gana, pero yo elijo vivir.

-Cora, no lo intentes más no cambiará de opinión.

viernes, 20 de noviembre de 2015

Página 639.

-No podemos dejarla ir- susurró otro.
-¿Y qué quieres estúpido, no volver a ver la luz del sol en tu vida?
-Chicos, va a cruzar la línea- esa fue Lucy.
-Yo voy con ella, no podré dormir si sé esto- escuché pasos acercándose.
-Yo también - de nuevo Lucy.
-¡Chicos, mamá nos matará, ah, no, espera, ya nos mataremos nosotros, mañana estaremos muertos! - gritó el que quedaba - ¡Chicos!, ¡Pensad por un segundo, no podemos entrar ahí!
Cody se acercó a mi brazo, y Lucy se colocó hombro a hombro conmigo -Espero que tu novio lleve flores a nuestro funeral, porque mañana habrá cuatro tumbas más en el cementerio- me dijo Lucy.
-No es mi novio- gruñí - Parad ya con esta broma, no es graciosa- negué y se pararon en seco. - Me giré para ver la cara de los tres chicos parados pensándose si cruzar la línea que yo ya había atravesado -Nadie pide que vengáis conmigo, volveré en una hora o así- me encogí de hombros.
-Escucha imbécil- me señaló Cora con el dedo -No es una broma, ¡ Y tú estás herida, no podemos dejar que entres allí así a estas horas!, cruza la línea Nina - negué decidida -Nadie sale de allí, nadie vuelve del bosque...- repitió - Cruza la línea y ven- uno de ellos cruzó conmigo y se quedó a mi lado, Lucy hizo lo mismo y yo miré al gemelo que estaba por arrancarse el pelo con las manos- Bien, ¿Queréis morir? Coged la escopeta que tiene papá en el armario y pegaros un tiro, pero no sufráis toda una noche.
Los demás que tenía a mi lado agacharon la cabeza y con un susurro dijeron a la vez -Nadie vuelve del bosque...



Página 638.

-En fin- dijo el de la izquierda, yo ya no tenía ni idea de quién era quién - ¿Qué te gustan más?, ¿Las botas marrones altas a lo Indiana Jones o mis vans bajas y negras comunes?
Cogí aire- Debería irme- señalé detrás de mi espalda con mi pulgar cogiendo el farolillo.
-Te acompañamos- dijeron a la vez, levantándose, de nuevo a la vez.
-No, no hace falta.
-Lucy, ¿a qué hace falta?
-Shh- le golpeó -Se supone que ella no debe saber cómo me llamo.
Se echaron a reír y yo me fui alejando poco a poco para el extremo opuesto por el que había entrado al puente - Panda de pirados- dije entre dientes.
-Eh, chica de las muletas, espera.
- ¿Sois hermanos?- pregunté rindiéndome cuando me alcanzaron, que no era difícil, escuché los pasos encima de la madera, uno a uno.
- ¿Lucy y yo?- miré a la pelirroja loca y me saludó con la mano - Claro, Cora y yo, no- resoplé cansada de sus juegos - ¡Pues claro que Cora y yo somos hermanos!- asentí sin más alejándome un poco más rápido .
-¿A dónde vas?- gritó el otro chico, Cora.
- Voy al bosque.
-¿Ahora?- dijeron los tres casi gritando a la vez.
Asentí despacio - Sí, hacia allá - señalé con la cabeza.
Cody y Cora se acercaron despacio y quedaron en frente de mí, ambos tenían los labios entre abiertos y la cabeza inclinada, mirándome como si estuviese loca - ¿Cómo te llamas?
-Nina- dije despacio contestando a Cody.
-Bien Nina, nunca nadie vuelve del bosque si va de noche- dijeron los gemelos a la vez- Así que por favor no pongas un pie por fuera del límite de este puente y vuelve al restaurante ya mismo- negué.
-¿Qué os pasa? Será divertido- fruncí el cejo.
Apareció Lucy detrás de sus hermanos y abrazó uno de sus antebrazos, creo que a Cora - Va enserio chica de las muletas, nadie vuelve del bosque si se va de noche o no llega antes de que se ponga el sol , nadie vuelve si no cruza esa línea del puente- señaló la primera tabla de madera del puente.
Negué girándome -Estáis como una puta cabra, ¡Como una puta cabra!

-La hemos avisado- susurraron detrás de mí. 

Página 637.

-¡No yo soy Cody! - le golpeó el otro.
-Shh- le mandó callar el primero que había hablado - Yo soy Cody.
-Yo Cora.
-Y somos Cody y Cora- dijeron al unísono.
-Mienten, él es Cora, y él es Cody- me informó la loca.
-¿Así? Se cambiaron de posición varias veces- ¿Ahora quién es quién? - se cruzaron de brazos en un movimiento coordinado.
- Cody y Cora- señaló en orden y ellos bufaron.
- ¿Me estáis vacilando, no? - dije sin mucho ánimo para bromas.
-Sí, yo soy Cora- me estrechó la mano uno.
-Que no- negó el otro -Que yo soy Cora.
Bufé y dejé al grupo de tres de locos para empezar a caminar por el puente - Eh, chica rara - ¿rara, a mí, enserio?, ¿No se han visto ellos? - ¿No es algo peligroso caminar por un puente con huecos entre cada tablón con muletas?
-Tranquilo, controlo- dije riéndome nasalmente, queriendo perder a esos tres de vista, al cabo de un buen cuarto de hora llegué a la mitad y me senté agotada.
Eché la vista hacia arriba para mirar al suelo pero me encontré con la cabeza de los tres incomodantes chicos - ¡Ah!- grité llevando mi mano al pecho para intentar saber si mi corazón seguía ahí dentro.
Los dos chicos se rieron, uno se sentó a mi derecha - Soy Cody- y otro a mi izquierda- Soy cora- sacaron las piernas y las balancearon de atrás para adelante en el vacío.
-Lleváis zapatos diferentes- dije en voz baja, viendo como Cody, o Cora, o cualquiera de los dos que fuese llevaba un zapato azul y otro blanco de diferentes marcas.
- Sí, jugábamos al futbol - dijeron a la vez, como si tuviese telepatía - Nos compramos estos zapatos especiales- señaló al blanco - Para poder soportar la nieve, si no se te congelan los deditos del pie- los dos hicieron el mismo gesto, miré a uno y luego a otro.
-Como yo era el que tiraba, y él el que paraba en la portería, nos cambiamos los zapatos para que no se rompiesen, así que su zapato está en mi pie derecho, y el mío en el suyo izquierdo, así, no rompemos ninguno- intenté entender lo que me explicó, creo que Cody.
-¡Sí, estos zapatos son realmente caros! Son míos, mi hermano es tonto y prefiere llevar esos, más conocidos según dice - aclaró - Pero se le mojan los pies.
-¡Cállate Cora! - le golpeó detrás de mí.

-¡Cállate Cody! - me eché para adelante para que pudiesen pegarse, temía que de un descuido me empujasen y caer al vacío. 

Página 636.

Golpeé el cristal con mis uñas aún algo anodada con el objeto y dejé que el tiempo pasara, hasta que mi hermano hizo que la lumbre surgiera y mantuviese un ritmo adecuado - Hey Nina, yo me voy a dormir...estoy tan cansado- dijo rascándose la nuca, asentí, sentándome en la alfombra cerca de la lumbre con mi objeto favorito de la habitación y mi hermano se dejó caer sobre el colchón sin ganas de nada.
Miré por la ventana, debajo de los sofás por si me encontraba dinero o algo nuevo, encima de la chimenea, incluso debajo del colchón intentando no despertar a mi hermano, ¿Que qué encontré? Cuatro envoltorios de preservativos abiertos.
Cansada de la habitación, cogí aire, el pequeño faro entre mis dientes a falta de manos, y salí de la habitación, seguía nevando, pero de forma muy débil.
Un paseo nocturno no haría daño a nadie, caminé con ayuda de las muletas y me decanté por ir de nuevo hacia el puente, básicamente había desaprovechado mi oportunidad de esta tarde al quedarme dormida. No tenía ningún tipo de sueño a estas horas.
Bajé por el camino recordado y giré para darme con la entrada de él unos metros más alejados.
Tres personas caminaban hacia esa dirección, pensé en irme, pero algo me hizo quedarme.
Los chicos se empujaban unos a otros, pude distinguir que eran dos, y una chica, con un poco más de tiempo, me di cuenta de que era la pirada que se bañaba desnuda y con gusto en el río - ¡Eh, chica de las muletas! - me saludó. Solté mi linterna antigua de entre mis dientes y dejé que colgase de mi mano.

Los chicos eran iguales, gemelos, hermanos, no les distinguía - Yo soy Cody.

Página 635.

Boté vaho por mi boca, comprobando que hacía un frío terrible allí dentro - Encenderé eso- me aseguró Ercole refiriéndose a la chimenea - Sólo debo preguntarle al tipo ese dónde está la leña- pegó un puñetazo  en su palma abierta y salió por la puerta.
-Ercoles no hagas nada de nuev...- no pude terminar, ya estaba lejos. Suspiré. Gracias, cabezota, irás a dejarte los nudillos de nuevo con el estúpido de la hacienda.
Busqué una luz, nada, sin suministro eléctrico, al parecer la única luz de aquí sería la chimenea, parpadeé para que mis ojos se acostumbraran a la oscuridad y vi un farolillo igual que el que iluminaba la hacienda fuera, una caja de cerillas estaba a su lado, nunca había encendido uno de estos, pero supongo que no sería difícil.
Abrí la pequeña puertecita de cristal del objeto, giré la ruedecita de la parte inferior, encendí una cerilla, y llevé la llama dentro, al cabo de un segundo la luz se hizo, no alumbraba mucho, al menos no más de tres pasos por delante de mí, moví mi mano de arriba abajo repetidas veces para apagar la cerilla y tiré el palito quemado al suelo, cerré la pequeña puerta de mi linterna antigua y me senté al pie de la cama con ella.
Miré como la pequeña llama bailoteaba sin sentido alguno, era divertido ver uno de esos en estos tiempos.

Mi hermano entró con madera entre sus brazos y un ojo hinchado, había ido a buscar pelea de nuevo. -Mira- sonreí alzando el farolillo por su correa de hierro para enseñárselo, él sonrió, se acercó y asintió y se dispuso a hacer lo suyo con la chimenea. 

Página 634.

Aparté la mirada rápido, volví la vista al frente y saludé a mi hermano - ¿Qué tal?
-Al final llegamos a un acuerdo- me aseguró.
Alcé las cejas dudando su respuesta y él rodó los ojos, negó y se echó a reír - Hey, amigo- dijo dándose la vuelta - Estoy seguro de que estarás encantado de llevarnos hasta nuestra cabaña, ¿verdad? - dijo mi hermano con suficiencia.
El hombre frunció el cejo, se puso en pie, limpió sus vaqueros, y con orgullo salió de la hacienda caminando, vi dejar cabaña por cabaña atrás, había una fila bastante desigual, los ruidos que salieron por las que pasé no fueron para nada agradables. El hombre llegó a la nuestra, abrió quitándole la llave de mala gana a mi hermano y nos dejó ver - Pensé que habíamos quedado en camas separadas - dijo mi hermano girándose hacia él.
-No, ni han cambiado las sábanas- dijo el hombre claramente enfadado - Adiós, monada- me guiñó el ojo de nuevo y mi hermano fue derecho a salir por la puerta cuando cerró para arreglar de nuevo cuentas.
Puse mi mano en su pecho frenándole - Ercole, da igual, déjalo ya- miré a su mandíbula tensa y él asintió despacio - Vamos, podemos intentar averiguar la de camioneros salidos que han pasado por estar paredes.

Miré a mi alrededor, las paredes eran de madera, y el suelo de piedra frío, había una cama, un sofá, una alfombra y una chimenea, sin más

Página 633.

Caminé despacio sobre la graba hasta entrar, no había puerta, no había nada. Una sala, un mostrador que no dejaba ver a un hombrecillo con gafas por debajo de él, de madera, un armario formado de pequeñas cajitas dónde reposaban llaves, un periódico aparcado, un reloj y un cuadro de lo que parecía ser la gran montaña - Buenas noches- dijo y yo me quedé callada.
-Una habitación- pidió Ercole con desinterés.
El hombre alzó las cejas y las volvió a bajar - Es mi hermano- dije desconcertada, ¿Por qué todo el mundo tenía ganas de que Ercole fuese mi novio?
-Si me pagasen por cada vez que escucho esa frase ya no trabajaría en esta mierda- rio y rodé los ojos.
-Oiga usted, es muy mal educado, le he dicho que es mi hermano, ¿Qué no entiende, es sordo o qué?
-Lo que tú digas, cariño. - me dio la razón como a los tontos y apreté los labios enfadada dispuesta a soltar todo lo que me rondaba por la cabeza en ese minuto. Ercole gruñó ante como me había llamado el hombre y él sonrió - ¿Celos? ¡Qué pareja más adorable, una pena que sólo sea sexo monada- volvió a mí .
-Sal de aquí y espérame en el banco de madera de fuera- dijo Ercole sin apartar la mirada del hombre.
- Pero...- repuse.
-Vete- ordenó y rodé los ojos, para dar media vuelta y salir al banco que me había mandado.
Escuché el sonido de unas llaves, el ruido de un puñetazo en la mesa, varios insultos, y después como una silla se rompía, miré disimulamente al lado del marco, para ver al hombre que nos había atendido tirado en el suelo quejándose y a mi hermano con una sonrisa y una llave con una tarjeta en la mano.

Página 632.

Froté mis ojos y parpadeé despacio, para bostezar, intentar estirarme y ver que estaba pillada entre unos brazos, me separé de forma rápida y un subidón de adrenalina llegó fuerte en la boca de mi estómago al notar que estaba en un precipicio - No hagas eso Nina, por casi te caes, si no te hubiese cogido estaría viendo como desciendes al agua desde el puente- dijo un enfadado Ercole.
-¿Qué? - dije confusa con la voz ronca.
-Me has soltado todo ese rollo en el restaurante - me acercó a su lado - Sobre aprovechar este día, el momento de paz, el paisaje, el silencio y la naturaleza y te has dejado dormir en cuanto has encontrado una superficie que estuviese medio blandita.
Toqué mis mejillas, estaban frías, volví a bostezar para darme cuenta de que ya era de noche - Mierda- pasé mis manos por mi cara para frotármela y despertarme un poco - ¿Cuánto tiempo me dormí?
-No es muy tarde, aquí parece que el sol se va antes, y estamos en invierno, a las cinco casi es de noche- dijo intentando que me sintiese algo mejor- Puede que sean las nueve.
-¿Me he dejado dormir más de cuatro horas y tú te has quedado inmóvil aquí?.
Asintió despacio - Te mueves cuando duermes... demasiado, no es la primera vez que casi te caes directa por el puente - me regañé mentalmente a mí misma - He pensado Nina, me da igual el trabajo y las horas que llevemos de retraso, alquilaremos una de esas mugrientas habitaciones o cabañas que están al lado del restaurante y simplemente pasaremos aquí la noche.
Le hubiese regañado por perder el trabajo, por querer ir retrasado en la entrega, pero una chispa dentro de mí creció y unas ganas de más me inundaron por dentro, oh, y tampoco pude hablar porque mi boca estaba bostezando.

Me ayudó a ponerme más o menos de pie, me cogió y cuando pasó el puente, puede desplazarme por mí sola, llegamos de nuevo al restaurante inicial,  a unos metros se podía contemplar una hacienda, era lo que ponía en un letrero alumbrado con un farolillo, hacía que el cartel pareciese mucho más cálido de lo que era, estaba mal tallado y las letras eran ilegibles, supuse que ellos mismos escribieron encima de la madera rayándola o tallándola de alguna manera. 

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Bostecé y parpadeé cansada - Eres un idiota, no es la regla de lo que hablaba- reí despacio - Es de tú, yo, nuestras experiencias, el mundo, sangrar como sudar, andar, bailar o beber agua, algo natural - apoyé mi cabeza en su clavícula -Como si fuese algo que necesitásemos alguna vez cada cierto tiempo sólo para descargar y poder sobrellevar una situación, ¿Sabes Ercole? - cerré los ojos y bostecé muy largo - Hay dolores que tienes que sentir, de lleno, un día de frío y lluvia, hay dolores que tienes que aprender a asumir, hay dolores que tienes que cogerlos por el cuello y decirles a la cara "Vale, hoy estaré triste, pero te prometo que mañana, o pasado, como mucho dentro de un mes ya no" , hay dolores que tienes que sentirlos, como debe de ser...- guardé mis manos en mis mangas - Como si sintieses dolor por vivir en una incertidumbre, porque alguien esté en tu vida yendo y viniendo, saliendo, entrando, diciéndote lo que se le pase por la cabeza y haciéndote lo que le dé la gana, ya sabes, de idas y venidas, y entonces tú dices : Márchate de una puta vez - dejé un segundo para tragar saliva - Y es luego cuando tienes que sufrir y afrontar el dolor, porque su situación te hacía daño, pero tu decisión también, y debes de sentirlo, sangrar, debe de dolerte porque si no, no sería lo correcto - froté mi ojo izquierdo con el dorso de m mano repetidas veces - Yo creo que es bueno sangrar, Ercole.

**

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Se veía la parte con nieve dónde habíamos estado, juraría que estaba más lejos, eso, o que mi ritmo con las muletas era demasiado lento, las copas de los pinos lucían blancas de la nieve y quedaban en perfecta armonía con el verde oscuro de sus propias ramas, respiré profundo para mirar hacia abajo, el agua corría a por lo menos, diez pisos más abajo de nosotros, corría con fuerza y ganas, y estaba tan limpia y cristalina que podía ver las rocas que descansaban en el fondo tranquilas, incluso pude ver el movimiento de dos peces que pasaron fugazmente con la corriente, sonreí para mirar al cielo, le cubría un tono grisáceo, no se veía el sol, no existía este día, pero el color estaba tan en constante con mi estado de ánimo, flotaban cosas por el aire, que al cabo de unos minutos pude distinguir como pequeños copos de nieve, el río se extendía kilómetros y kilómetros para abajo, cada vez haciéndose más estrecho y con más rocas en su superficie, todo parecía fluir, el sonido del agua, de las aves, la atmosfera, incluso la niebla que cubría lo alto de unas montañas a lo lejos, que desde mi punto de vista se veían casi azules juntándolas con gris y blancas, en tonos marrones claros y oscuros en su conjunto, era una imagen celestial, y no hay otro adjetivo para definirlo, era imperial, y te sentías exactamente, como en el cielo.
-¿Crees que las puertas del cielo lucirán como algo así?- dije despacio y en voz baja y el asintió con una sonrisa - ¿Y crees que las personas debemos sangrar de vez en cuando?
-Nina no sé mucho de esas cosas porque no soy una chica... pero sé que lo hacéis cada mes y si estás teniendo ese problema ahora mismo, la verdad es que no sé qué debo hacer- dijo agitado.
-No, bobo- golpeé su clavícula rodando los ojos- No hablo de la menstruación- me reí - Hablo de en general, vosotros también, y no de físicamente, ya sabes un concepto más de dentro que corporal, sangras metafóricamente, igual que cuando la vida te da una hostia, no está pero lo sientes- expliqué.
Él suspiró tranquilo y bajó sus alarmas -Ya pensé que tendría que coger el coche para irme a comprarte esas cositas que parecen fantasmas y os metéis por ahí- eché la cabeza hacia atrás para reírme - Y sí, creo que cada cierto tiempo es saludable sangrar, no literalmente. 

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- Ya, te entendí, es agradable, debes ser amable con las personas Nina.
Fruncí el cejo - Lo fui, y mira como estoy ahora, yo ya no voy a dar una sonrisa a nadie, ni me voy a fiar de nadie, y mucho menos voy a ser tan tonta- dije con decisión - Además quiero estar contigo y esa chica por casi te roba.
Él sonrió y me abrazó lateralmente- ¿Dónde quieres ir?- susurró en mi sien, y la besó, para esperar un segundo, y volver a dejar un beso, repetidas veces.
-Quiero...- visualicé una idea en mi cabeza mientras notaba la sonrisa de mi hermano crecer en mi frente, para convertirse de nuevo en una parte de piel blandita, reconociéndola por sus labios - Quiero ir al puente, el gran puente que vimos desde abajo, el de madera altísimo.- escuché su risa calmada y noté el movimiento de su pecho.
-Está bien hermanita.
Le reproché con la mirada y él sonrió para ofrecerme su mano en señal de ponernos en marcha, asentí decidida y dejé que mi mano se juntase con la yema de sus dedos, él tiró levemente de mí y le miré con la ceja alzada- tengo que usar estas guarrerías, ¿recuerdas?- dije alzando mis muletas para que las viese. Asintió y esperó a que me colocase en mis puestos, después, de a poco caminamos hasta llegar al sitio señalizado.
Él me cogió, entre tablón y tablón de madera había pequeños huecos, no lo suficiente grande como para que cupiese un pie, pero sí lo suficiente pequeños para que cupiesen mis estúpidas muletas, la vida se reía de mí, definitivamente.
Se acercó al borde y se sentó despacio, dejando paso a cualquier coche que quisiese pasar, que no fueron muchos, abracé su cuello y me quedé sentada sobre su regazo, salí de mi escondite y me giré para ver con plenitud todo lo que mi hermano tenía ante sus ojos, y ahora también yo.
ontón de personas diferentes cada día, pero ya sabes, la montaña, el frío, el río, ya me cansa, no hay amigas con las que salir ni fiestas a las que acudir por aquí, cada vez que salgo...- cogí aire - Me paso una hora de viaje para llegar a la ciudad, y cuando vuelvo borracha, y me paso una hora en coche, acabo dejando la alfombrilla para meterla en un ataúd y no querer saber de ella en la vida- asintió decidida, trajeron la comida, y mi hermano pareció hacerle caso, la chica era guapa, no lo podía negar, pero hablaba tanto, tanto, taaaaaaaaanto. - Y cuando tenía cinco años me enseñaron a pescar con una red super ...- me golpeé la frente rogando porque se callase, me estaba levantando dolor de cabeza.

Menos mal, que, al final, se acabó el maldito plato, casi tiré de mi hermano para irnos de allí- ¿Qué sucede, Nina?
-Estamos en una montaña, rodeados de silencio, y esa chica no para de mover su boca, una y otra vez, y otra y otra y otra...

Capítulo 629.

-Vaya...- exclamó ella con la boca abierta- ¡Debe ser maravilloso!
La camarera vino mordiéndose el labio -Perdonen mi hija siempre molesta a todos lo que pasan por aquí preguntándoles de dónde vienen - negó y tiró del brazo de la chica que se bañaba desnuda en el agua.
-¡Mamá! - se quejó.
-Tranquila, no está haciendo daño a nadie- ahí estaba mi hermano tan considerable como siempre, rodé los ojos. -Y ya que está usted aquí aprovechó para pedir.
La chica que antes lucía desnuda me miraba- ¿Qué? - pregunté.
-Cuéntame más.- pidió
-¿Alguna vez has visto unos ojos azules que parecía que brillarían hasta cuando se apagase la luz? - asintió -Ese es color del mar- corté. - ¡Ercole! - me quejé -  ¡Deja de pedir tanta comida, yo no me comeré ni con un cuarto del cuarto de la porción! - hizo un signo de deje para que le dejase en paz y negué.
-¡Mamá, tráeme a mí también la comida! - ah, vaya, que pensaba quedarse a comer en nuestra mesa - Por favor- pidió, como siempre. Su madre miró a mi hermano, luego a mí y se posó en ella, asintió dándonos el perdón con la mirada y yéndose.
-¿Eres de por aquí?- preguntó mi hermano.
-Sí, vivo aquí, estoy cansada de siempre ver lo mismo, aunque pasan un montón de personas diferentes cada día, pero ya sabes, la montaña, el frío, el río, ya me cansa, no hay amigas con las que salir ni fiestas a las que acudir por aquí, cada vez que salgo...- cogí aire - Me paso una hora de viaje para llegar a la ciudad, y cuando vuelvo borracha, y me paso una hora en coche, acabo dejando la alfombrilla para meterla en un ataúd y no querer saber de ella en la vida- asintió decidida, trajeron la comida, y mi hermano pareció hacerle caso, la chica era guapa, no lo podía negar, pero hablaba tanto, tanto, taaaaaaaaanto. - Y cuando tenía cinco años me enseñaron a pescar con una red super ...- me golpeé la frente rogando porque se callase, me estaba levantando dolor de cabeza.
Menos mal, que, al final, se acabó el maldito plato, casi tiré de mi hermano para irnos de allí- ¿Qué sucede, Nina?
-Estamos en una montaña, rodeados de silencio, y esa chica no para de mover su boca, una y otra vez, y otra y otra y otra...

Página 628.

Él se quedó con la boca abierta- Nina...yo si hubiese sabido...
-Tú me mandaste callar el día que repliqué en el restaurante querido hermano - recordé, dándole conocimiento de mi memoria - Y ahora no me sirve de nada echarte en cara lo que hiciste, lo que hicimos o como salieron las cosas, porque están así y nosotros estamos aquí, y es porque la vida, el karma, Alá, Dios, o quién esté por ahí arriba o por ahí abajo lo ha querido. Tú y yo, Ercole, valoro lo que no debo de valorar y no valoro lo que sí debería de valorar, y estoy valorando esto, ahora, así que no lo eches a perder al igual que lo otro y simplemente déjalo estar.
Ercole me iba a contestar, pero la chica rara desnuda del río se sentó sin ser invitada al lado en nuestra mesa, me giré a mirarla con los labios apretados, había jodido una conversación bien profunda que llevaba aguantándome por demasiado tiempo - ¡Hola!- dijo como si nada, rodé los ojos y decidí no hacerle caso, tal vez así se fuera - Chica de las muletas, ¿ya viste la nieve?
-Sí- dije sin más.
- ¡Oh, yo estoy harta de verla siempre, es tan aburrido! Lo que sería bonito de verdad sería poder ver el mar.
-De dónde venimos tenemos la playa a unos cuantos pasos - contestó Ercole y yo le miré como si hubiese cometido un error.
-¿Cómo es?- dijo entusiasmada- O sea he visto películas, y videos y fotos pero... ya sabes ¿qué se siente?, ¿a qué huele?
-Estoy seguro de que mi hermana puede contestarte a eso mejor que yo, se pasa la vida allí dentro- me miró con esperanzas.

Crucé los brazos siendo desagradable - Huele, no sé a qué huele, a aire limpio, si tienes la nariz taponada se te pasan los problemas con cuatro respiraciones, es limpio, y cuando te da en la cara fresco, huele... pues... como si alguien estuviese soplando nubes, huele a mar...- intenté explicarme - Y se siente bien, la arena es suave y fina, y quema cuando da el sol por mucho tiempo de día, la gente suele correr hasta la zona que está humera para poder descansar las plantas de sus pies, es marrón clara y casi blanca cuanto más lejos esté y marrón oscura cuanto más cerca de la orilla te encuentras, hay miles de conchas que se quedan en la orilla, y las sientes con tus pies también - hice memoria - El agua suele estar frío, y lo que más me gusta de él es que cada día cambia y es diferente, nunca pisarás la misma arena, como cuando te metes en la piscina y pisas el suelo, al atardecer el agua parece casi verde, y cuando cae el sol se convierte en naranja, si te acercas a las piedras ves a un montón de animales chiquititos que no se acercan a nadie pero se mantienen ahí por si alguien tira comida , si eres sensible la sal te irritará la piel, de pequeña acababa con las mejillas rojas y las ingles con rozaduras, pero es un precio adecuado pensando lo que el mar te da a cambio- hice un ruido con mis dedos encima de la mesa- Cuando es de noche casi nadie se mete en el agua, pero es cuando más cálida está, a mis amigas y a mí nos gusta estar sobre esas horas, la espuma es blanca y se escapa de entre tus dedos, y las olas si vienen con fuerza son como una atracción divertida- intenté que entendiera- Aunque pongas el peso, y claves tus pies en la arena, te empujaran hacia dentro para luego tirarte de una sacudida para fuera, y volver a coger fuerza para la siguiente, si no sabes controlar hará lo que quiera contigo, y yo no sé controlar- me callé. Suficiente. 

Página 627.

-Ercole, cuando veía a Edgar sentía que alguien sacudía mi corazón, mi cerebro y mi estómago, y era tan feliz sin saberlo, y nunca nadie logrará traer de vuelta ese sentimiento, y joder ¡Qué bien se está cuando uno está bien, y qué poco lo valora!
-Entiendo... ¿Significa que no valoraste porque no pensaste en nada y sólo dejaste que tu cuerpo sintiera?
-Sí, Ercole- le señalé como si hubiese dado en el punto - Eso es, tienes tanto que sentir, oler, tocar, probar y repetirte que te gusta que no te paras a pensar la medida en lo que le quieres, o las consecuencias de ello, ni mucho menos en qué harás cuando se vaya, porque enserio crees que se quedará como prometió .
-Nina... realmente creo que aún no es tarde para que recuperes ese amor y ese sentimiento- dijo con la cabeza gacha.
-¡Claro que es tarde Ercole!- ahí estaba mi enfado - No hubiese sido tarde si tú y el estúpido de mi otro hermano no os hubieseis metido de por medio, si tú no le hubieses agredido, su madre no me odiaría y tal vez él estaría en Jesolo todavía.
Cogió aire- Pero él te golpeó a ti.
-Tienes razón Ercole, pero volvemos al tema de valorar, pensar y afrontar las cosas- cogí sus manos -Yo hubiese podido hablar con él, hubiese podido defenderme, darle sus puntos, mis condiciones, mis reglas, hubiese podido decidir, y vosotros me quitasteis ese privilegio que más que privilegio era algo obligatorio que la vida me debía dar- le di a entender- Y al final ha hecho lo que ha querido Ercole, ha puesto sus reglas, no me ha dejado contestarle y se ha ido, me has dejado perder sin ni siquiera entrar en juego,  y no he perdido dinero... he perdido amor, orgullo, mi corazón, sentimientos, he perdido un montón de cosas que la gente no valora, pero yo en este caso sí por entrar en este juego en el que no podía salir a la pista, es frustrante Ercole, ver como pierdes todo sin poder hacer nada y sin ni siquiera haber participado en la apuesta.