Miré al
techo y después al reloj que se encontraba en mi mesita de noche, las dos y
cuarto de la tarde. Había decidido no ir al instituto por temas como ordenar
mis ideas. Calpurnia me pediría explicaciones de por qué no he ido a clase.
¿Cuál será la mejor excusa? Me temo que diré que tenía resaca.
Hoy no era
mi día, no tenía ganas a penas de levantarme, ¿para qué?
Me incorporé y vi una pequeña cartita sobre la
colcha de mi cama, estaba arrugada, me muevo mucho mientras duermo. La letra
era ilegible, me costó mucho descifrar qué ponía.
“Nina
dirás, ¿Qué coño hace una carta en mi
cama? La respuesta es fácil… no me atrevo ni a mirarte a la cara, no quería
despertarte, intenté hacer le menos ruido posible al entrar, pero creo que me
insultaste y salí lo más rápido que pude…
Espera,
espera, espera ¿Ayer Ulisse entró en mi habitación? ¿Le dije algo? No me
acuerdo de nada. Me froté la sien y seguí leyendo.
…me
arrepiento tanto de lo que hice, me siento tan despreciable… Me encantaría
decirte que no sabía lo que hacía, pero sí que lo sabía, sabía la persona que
era…
Bien…por lo
menos es sincero y sabe aceptar que esto acarrea unas consecuencias. Me
recuerda a alguien.
… espero
que algún día puedas perdonarme, realmente esto me sienta a mí peor que a ti.
Tu
estúpido hermano, Ulisse. “
No hay comentarios:
Publicar un comentario