Listaa

lunes, 12 de enero de 2015

Página 181.

—Sí, y mucho.
   Los lobos son bonitos, valientes, elegantes, fieles. Me gustaría que alguno se pasase por aquí.
—Si tienes algo que les guste para comer se pasarán. Aunque no me fiaría, puede que ahora mismo nos estén vigilando.—Giré sobre mí misma mirando los límites del claro. Después de los matorrales no se veía absolutamente nada, la luz cambiaba por completo. —No los vas a ver— Se rio de mí.
—Calla. —Me quité el abrigo y lo extendí en la piedra. Me tumbé y aproveché al máximo el sol. Después de un rato hablé. —¿Sabes de algún río cerca por aquí? —Dije con un ojo entrecerrado por el sol.
Levantó la mirada —Queda lejos. —Me acordé de Edgar.
—¿Podemos ir?
—Por dios Nina, aquí puedes encontrarte de todo.
—¿Por ejemplo?
—No hablo solo de animales, hablo de gente que ha hecho cosas y vienen aquí a esconderse. Hablo de cosas antiguas, cementerios, aquí hay cosas muy raras.

Me levanté al instante —¿Hay cementerio?

—Bueno… no es como uno de los de ahora… es antiguo, nadie viene a visitarles…Antes en el pueblo, hace muchísimos años, a lo hombres que robaban, o hacían cualquier pecado que estuviese mal a los ojos de dios les ahorcaban y les alejaban del pueblo. Aquí les enterraban cómo ultima penitencia, pensaban que a lo mejor en la muerte, encontrarían el perdón de del señor.

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