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lunes, 12 de enero de 2015

Página 183.

Había pocas flores, pero me apañé para coger un ramo, margaritas y flores silvestres. Las margaritas eran hermosas.
Vi algunos conejos que se alejaban rápido al verme, a ranas en charcas y a serpientes reptando debajo algunas hojas, algunas de ellas eran marrones, habían quedado del otoño.
Busqué más margaritas y pensé que quedarían bien en mi pelo, cogí un mechón de pelo del principio y me hice una trenza, hice el mismo proceso con el otro mechón y los uní los dos con una horquilla atrás, hice una corona enredando margarita y margarita y me la puse. A Rebecca y a Cleo le hubiese gustado que les hiciese una de esas.
Fui de vuelta al claro pero me demoré en ver los chacos, había renacuajos, atrapé a un par con las manos y los metí en la botella de agua que anteriormente la había cogido para que no se secasen las flores, me gustaban los renacuajos.

Tenía pensado llevarlos a otra charca, quería que no todos los renacuajos fuesen iguales, no todas las charcas tenían por qué tener el mismo tipo de ranas. Diversidad. 
Miré mis piernas, estaban llenas de arañazos de las ramas, de barro de agacharme y de sangre, todo eso se notaba el doble ya que yo soy muy blanca. Sé que estábamos en pleno diciembre pero me encantan los vestidos, blancos, simples, un bolso marrón y manoletinas del mismo color. 

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