La leña estaba
ya casi apagada y fui a buscar más leña. Tenía las piernas pringosas. La eché y
prendió rápido, me volví a tumbar.
—No me gusta madrugar—me giré y quedé cara a cara con ella.
Me sonrió. —¿Tienes
novio? —Habíamos pasado
el día juntas y yo no sabía nada de ella.
—No—rio—nunca he tenido, ¿tú?
—Lo dejamos hace dos días. —Era a la primera persona que había hablado del tema.
—¿Por qué?
—Un mal entendido, supongo.
—¿Me vas a decir ya por qué me preguntaste por Diego? —se interesó.
Me puse boca arriba y miré al cielo, quedaba poco para que
amaneciese. Me toqué el pelo—Creo que me gusta—solté.
—Qué fuerte—rio, la miré— ¿Y tu novio?
—Bueno, Edgar no es mi novio—la expliqué—aunque me gusta más
que Diego.
—Pero él también te gusta—me picó.
—No lo sé—Estaba siendo sincera, no sé qué me pasaba con
Diego.
—¿Por qué no lo habláis?
—No, puedo le tengo bloqueado, estoy enfadada con él—me reí
irónicamente.
—Desbloquéale.
—No, me vería como más débil.
—Vaya tela. —rio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario