Las miró—A mí no me gustan, algunas personas hasta se meten con ellas.
—Porque son gilipollas. —concluí.
Nos quedamos un tiempo calladas hasta que se decidió a hablar—¿Tienes sueño?
Asentí—Pero mucho frío no tengo, se está bien—asintió ella en este caso—¿Tú tienes sueño?
—Estoy acostumbrada a despertarme temprano.
Me volví a recostar sobre ella, tenía una clavícula muy definida. En el fondo sabía que tendría que moverme de aquí algún día, pero de momento me sentía bien aquí sola, sin que nada me molestase, como si todos los problemas que estaban a mi alrededor no tuviesen importancia. Me encontraba cómoda con la idea de…escapar.
Me tapé la nariz con la toalla y caí en la cuenta de que a Cristina la olía muy bien el pelo, cerré los ojos y me dejé ir.
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