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domingo, 18 de enero de 2015

Página 208.

Fuimos a la cascada de ayer, el viento pegaba fuerte, pero aun así había sol. Me quedé mirando desde arriba la cascada y vi como Billy pescaba y Cristina buscaba bichos en los charcos.  Me solté el pelo. Noté todo el aire fresco en mi nuca y me pelo se desplazó hacia otro lado perdiendo el control. También sentía como mi vestido ondeaba, se me pusieron los pelos de punta. Divisé de nuevo el bosque entero. Hice un pequeño enfrentamiento en mi mente ¿Acantilado o bosque? Sonreí. ¿Y si hubiese un acantilado en el bosque? Sería perfecto. Entre tanto oí a mí móvil. En una punta tan alta había cobertura. Todo se resumía en Edgar y Carla y llamadas perdidas de Diego. A Edgar le dije “Mañana comemos” Miré por encima las parrafadas de Carla “Deberías habérmelo dicho, supuestamente era tu mejor amiga.” Pensé en Agata, estaría preocupada así que la escribí “Agata estoy bien, hoy volveré a casa” Bloqueé la pantalla y lo volví a meter en el bolso.
Billy no hacía otra cosa que sacar peces del río y yo les quitaba el anzuelo y los volvía a echar al agua cuando no me veía. Se enfadó. Pero en realidad me daba igual, pobres peces, este hombre va acabar con todo el bosque al paso que va.
Ahora sí que sí, era de hora de irse. Nos quedaban dos horas a pie para salir del bosque y otra al menos para llegar al pueblo.

Billy volvió a insistir en acompañarnos y durante el viaje de vuelta nos fue explicando cosas del bosque que ni Cristina ni yo sabíamos.

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