Listaa

martes, 10 de febrero de 2015

Capítulo dieciocho. Familia Nardacchione. Cuarta parte, Estado de shock . Página 238.

Fruncí el ceño cuando vi que Edgar no se encontraba tumbado a mi lado. Giré y ahí estaba, era la pura rencarnación de lo irresistible. Hice un ruido al estirarme algo exagerado para que captar su atención. Giró sobre sí mismo, bien, lo había conseguido.
—He tenido que inventarme una excusa cuando mi madre te ha visto en mi cama— se acercó a mí y sentó sobre la cama. Sonrió y puso un mechón de pelo detrás de mi oreja. Los rayos de sol entraban por la ventana e incidían directamente en su cara, pide ver un brillo en sus ojos diferente a ningún otro, sus ojos hacían que me quedase sin respiración. Puse mi mano con timided en su mejilla y le acaricié suavemente. Cerró los ojos y presioné sus labios contra los míos.
—Esto sí que son buenos días—me atreví a decir.
—Si tardas mucho más mi madre vendrá a ver qué pasa—giró la cabeza hacía la puerta—Dije, que, esta mañana, temprano, te encontrabas mal y viniste a decírmelo.
—¿Y no dijiste a tu madre que su sexy hijo vino ayer a las tantas a mi habitación para que durmiese con él? — Alcé una ceja y sonrió.

—En resumidas cuentas—hizo caso omiso a mi pregunta retórica . Puse los ojos en blanco. — Mi abuela preparó algo y te espera abajo. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario