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domingo, 1 de febrero de 2015

Página 219.

Agaché la cabeza—¿Señorita?
Sonrió y volvió a comer —¿Así que eres tú la que hace que mi hija se salte las clases? —me puse colorada, ella seguía comiendo con tranquilidad —¡Menos mal! — no me esperaba esa reacción —Creía que Cristina no iba a hacer pellas nunca, tiene que ser una niña normal. —dirigí la mirada a Cristina y ella me miró con cara de “perdón” —No te pongas nerviosa—volvió a hablar su madre y la miré—Mi hija nunca había salido así con nadie—me cogí el labio con la mano y lo apreté.  Seguro que su madre la estaba avergonzando. Cristina tenía los puños cerrados y hacía tanta fuerza que los nudillos estaban blancos. —Nunca ha tenido amigas—siguió diciendo.
En ese momento Cristina se echó para atrás y tiro la silla. —Cállate mamá—se la notaba enfadada, con rabia, tenía los ojos llorosos y subió hacia su habitación. Dejaba los pasos caer para que se escuchase bien su pisada y dio un portazo que retumbó abajo.
Su madre bebió del vaso y volvió a comer sin parecer importarle lo que había pasado hace unos segundos.

No sabía bien qué hacer, doblé la servilleta. —Con permiso— me levanté de la mesa dejando el plato intacto. Subí las escaleras rápido y atravesé el pasillo despacio, golpeé levemente la puerta de la habitación —¿Cris…?—Dejé caer. No escuché respuesta y abrí la puerta lentamente —Cris—chasqueé la lengua y fui hacía la cama, estaba tumbada boca bajo, vacilé entre si tocarla o no pero terminé rozando levemente su hombro. 

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