Se giró despacio, estaba roja, sofocada. Fui a cerrar la
puerta y me senté despacio al lado de ella en la cama. La abracé fuerte y ella
se escondió en mi cuello cómo había hecho yo anteriormente, notaba el líquido
caliente cayendo sobre mi clavícula—No llores más, va— la acaricié la espalda.
No quería hablar por ahora del tema, lo único que podía hacer por ahora era
abrazarla. Cuando vi que se calmaba poco
a poco fui soltando la frase con algo de vergüenza —No me habías contando nada
de eso. —miró hacia otro
lado, todavía tenía la nariz irritada y los ojos hinchados. La cogí de la
barbilla e hice que me mirase. —Venga, va.
—Pues no sé Nina, no sé, no tengo amigas de verdad, ¿vale?
—dijo entrecortadamente.
—Está bien, te estreno—dije con segundas para que sonriese.
Sonrió levemente —¿Crees que eso me importa? —Comenté mientras la quitaba un mechón de pelo que
tenía pegado en la mejilla. Se encogió de hombros. —Ni que eso tuviese nada que
ver para ser amigas, y quién no se haya fijado en ti es….realmente gilipollas,
tú tienes mucho que otra persona desearía tener, te lo garantizo. —Se limpió
los mocos y puse cara de asco, por fin la hice reír. Me coloqué una medalla
imaginaria. —¿No tienes hambre?
—Prefiero esperar a que mi madre me deje tranquilita. —Respeté su opinión —¿Cuál es tú
comida favorita?
—La pizza—dije decidida.
—¿Hacemos una? — volvió a limpiarse los mocos.
—¿Y la comida de tu madre?
—Tía…paso.
—Está bien. —me hice un moño— Te aviso de que a mí las
palomitas al microondas me salen divinamente—la reté—Te estás enfrentando a una
dura contrincante—saqué musculitos
Pasamos de su madre al bajar, yo lo hice por el bien de
Cristina, la pizza salió completamente mal, pero me reí en el proceso, al final
nos decantamos por pedir una.
—Lo tuyo no es cocinar—Le di un puñetazo suave en el hombro.
—Calla—rio.
La noche fue bien hasta el punto en el que me empecé a poner
nerviosa por lo que tenía preparado para mañana. ¿Yo en casa de Edgar con su
familia? Sonaba bastante vergonzoso. Supongo que la familia de Edgar tenía en
mente a alguna otra chica más…todo que yo.
Al llegar a casa no me quedó otra que tomarme un analgésico
para dormir.
*
No hay comentarios:
Publicar un comentario