Listaa

domingo, 1 de febrero de 2015

Página 220.

Se giró despacio, estaba roja, sofocada. Fui a cerrar la puerta y me senté despacio al lado de ella en la cama. La abracé fuerte y ella se escondió en mi cuello cómo había hecho yo anteriormente, notaba el líquido caliente cayendo sobre mi clavícula—No llores más, va— la acaricié la espalda. No quería hablar por ahora del tema, lo único que podía hacer por ahora era abrazarla.  Cuando vi que se calmaba poco a poco fui soltando la frase con algo de vergüenza —No me habías contando nada de eso. —miró hacia otro lado, todavía tenía la nariz irritada y los ojos hinchados. La cogí de la barbilla e hice que me mirase. —Venga, va.
—Pues no sé Nina, no sé, no tengo amigas de verdad, ¿vale? —dijo entrecortadamente.

—Está bien, te estreno—dije con segundas para que sonriese. Sonrió levemente —¿Crees que eso me importa? —Comenté mientras la quitaba un mechón de pelo que tenía pegado en la mejilla. Se encogió de hombros. —Ni que eso tuviese nada que ver para ser amigas, y quién no se haya fijado en ti es….realmente gilipollas, tú tienes mucho que otra persona desearía tener, te lo garantizo. —Se limpió los mocos y puse cara de asco, por fin la hice reír. Me coloqué una medalla imaginaria. —¿No tienes hambre?
—Prefiero esperar a que mi madre me deje tranquilita. —Respeté su opinión —¿Cuál es tú comida favorita?
—La pizza—dije decidida.
—¿Hacemos una? — volvió a limpiarse los mocos.
—¿Y la comida de tu madre?
—Tía…paso.
—Está bien. —me hice un moño— Te aviso de que a mí las palomitas al microondas me salen divinamente—la reté—Te estás enfrentando a una dura contrincante—saqué musculitos
Pasamos de su madre al bajar, yo lo hice por el bien de Cristina, la pizza salió completamente mal, pero me reí en el proceso, al final nos decantamos por pedir una.

—Lo tuyo no es cocinar—Le di un puñetazo suave en el hombro.
—Calla—rio.
La noche fue bien hasta el punto en el que me empecé a poner nerviosa por lo que tenía preparado para mañana. ¿Yo en casa de Edgar con su familia? Sonaba bastante vergonzoso. Supongo que la familia de Edgar tenía en mente a alguna otra chica más…todo que yo.
Al llegar a casa no me quedó otra que tomarme un analgésico para dormir.
                                                             *

No hay comentarios:

Publicar un comentario