Listaa

domingo, 1 de febrero de 2015

Página 226.

—Va, despierta—apreté fuerte los ojos y no los abrí—Queda poco para llegar. —Levanté despacio la cabeza y bostecé. Me dolía el cuello de estar en esa posición, lo moví hacia un lado y hacia otro.
Recogí poco a poco mi bolso y me aclaré la garganta con algo de agua, me coloqué el pelo y Edgar me cogió la mano para bajar con cuidado las escaleras.  Cogió mis cosas e intenté ayudarle con algo pero no me dejó.
—Joder qué frío. —me abroché el abrigo hasta arriba y escondí mi nariz en la bufanda.

—Llegaremos pronto—me sonrió. —Allí hace más calor—Todo estaba desierto, era un pueblo bonito, de casas bajas y muchas cuestas rodeado de campo—Es un pueblo pequeño—me explicó—Pero está bien—terminamos de subir la cuesta. Me dediqué a seguirle y a mirar todo lo que había a mi alrededor. Tenía una iglesia alta, antigua. Pasaron menos de quince minutos hasta que llegamos a una puerta no muy alta negra, la valla estaba recubierta de arbustos que no te dejaban ver más allá. Suspiré y Edgar abrió—Tranquila, hay un patio, todavía no los vas a ver—me tranquilicé un poco. El patio era grande, había un par de coches aparcados y una puerta de madera que indicaba la entrada de la casa. Ahora sí, cogí el ventolín, di un par de toques—Abre—solté.

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