—Nada…—dejó la maleta encima de la cama y vino hacia mí.
—Aparta. —sonrió
—No—me reí. Empezó a hacerme cosquillas y no me quedó otra
que caer rendida en la cama.
—¿Cotilleabas mis boxers? —Aún seguía sofocada y riendo, no soportaba las cosquillas.
Me tiró uno.
—¡Qué asco! —Me lo quité de la cara y me reí. Vino a hacerme más cosquillas—¡Para,
para! —volví a reírme.
Se abrió la puerta y escuché la voz de su madre. Edgar me dejó y me coloqué el
pelo.
—Sólo quería su ropa—explicó Edgar señalando la maleta.
Asentí. Su madre se sentó a mi lado y rodeó mi hombro con su brazo.
—Por fin te conozco—recordé que me había dicho que se llamaba
Claudia. La sonreí.
—Un placer. —comenté
—Acostaros pronto—se levantó y comió a besos a Edgar. Cerró
la puerta al salir.
—Me he puesto celosa—me subí encima de sus piernas y le besé.
—¿Así? —
me susurró a milímetros y me correspondió el beso.
Se tumbó en la cama y cruzó los brazos por encima de su
cabeza, cruzó las piernas a la altura de sus tobillos. —Hazme un Striptease nena— Le fulminé con la
mirada y le pegué. Cogí unos pantalones de chándal cómodos y una sweater , me lo metí con cuidado de no quitarme el
moño que me había hecho anteriormente.
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