Listaa

martes, 10 de febrero de 2015

Página 237.

Cerré la puerta despacio y me aferré al antebrazo de Edgar que me guio hasta su habitación. En esta habitación hacía mucho más frío que en la otra. Eché vaho por la boca. Reí a lo que Edgar me pasó una sudadera grande y ancha azul oscuro. Me la puse —Me siento ridícula— dije mirándole mientras las mangas no dejaban ver mis manos y me quedaban por debajo de las rodillas. Sonrió y me hizo sitio. Me tumbé. Bien, me había dejado la parte del colchón calentita, posé mi cabeza en su pecho y el me acarició la cabeza, jugaba con mi pelo. —He visto todo lo que has hecho con Avril— no hice ningún comentario al respecto—¿Serás igual de buena con nuestra hija? —Prosiguió con voz calmada. Me levanté precipitadamente y le miré.
—¿Nuestra qué? —Abrí más los ojos.
—¿No quieres que tengamos hijos? — se encogió de hombros y yo volví a reposar la cabeza más calmada.
—No tan pronto. — me abracé más.
—¿Eso quiere decir que un futuro sí?
Esta vez la que se encogió de hombros fui yo —Si…supongo—dejé caer.
—¿Cómo se llamaran?
Paré a pensar—Si es chica Valentina—afirmé 
—Vale, me gusta— sonrió — ¿Y si es chico?
—¿Te gusta…Giovanni?
—Giovanni suena genial.
Sonreí en su pecho —Por ahora preocúpate de usar la gomita campeón— le di unas palmaditas y sonreí. Me apretó en sus brazos.
—Que sepas que si la niña se parece a ti será la chica más preciosa del mundo— me ruboricé ante ese comentario.
 —Pues que sepas tú—le devolví el ataque— Que si Giovanni fuese como su padre sería el niño más sexy e impulsivo del universo.
—Seguro que sí— me dio un beso en la frente y pasó la manta por encima de mi nariz. No recuerdo mucho más porque de un segundo a otro todo estaba a oscuras y me entregué al juego inevitable de dormir.

                                                              *

No hay comentarios:

Publicar un comentario