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martes, 10 de febrero de 2015

Página 241.

—Tiene la actitud de su abuelo—miró hacia un punto fijo— En nuestra época, el abuelo de Edgar era un buen partido— me dio un codazo suave y asentí un par de veces como señal de que la estaba escuchando— Todas las chicas le querían, se peleaban por él. Era guapo, de buena familia, tenía dinero, estudios y bailaba bien, ¿qué más iba a pedir? Y déjame decirte que era el que mejor se peinaba el tupé— reí— Edgar me recuerda mucho a él— ahora me miraba a mí —Félix, mi marido. — todavía no sabía cómo se llamaba el abuelo de Edgar e intenté quedarme con el nombre. —Siempre había sido el chico que vestía mejor, que no quería oír hablar de chicas, sólo le importaban los coches y el tabaco, pero me conoció a mí y cambió— sonrió ampliamente— Edgar, está haciendo ahora lo mismo, dale tiempo, es un buen chico, nunca le había visto así con otra chica antes— sonreí levemente al escuchar esa frase— Las buenas costumbres nunca se pierden hija mía —Edgar vino por detrás y pegó un susto tremendo a su abuela, que se le cayó la taza al suelo —Este niño un día me mata de un susto— se tocó el pecho.
—¿Has visto qué abuela más guapa tengo? — la dio un beso en la mejilla y sonreí —¿Te puedo robar a Nina un rato?

Empezó a recoger la taza del suelo y a secar parte de la moqueta con un trapo—Hasta luego Nina, si dios quiere, porque como este niño me dé más sustos me muero de un día para otro— me dio pena y me agaché precipitadamente a ayudarla, apartó mis manos y me sonrió —Ve. —seguía sonriendo y la miré por unos segundos.

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