Listaa

domingo, 15 de febrero de 2015

Página 249.

—Una patosa muy mona…—se rindió y me abrazó— No quiero que te pase nada— se puso más serio.
—Sé cuidarme sola…pero no te vayas— yo lo único que quería es que se quedase —volvamos a la cama— asintió.
Dejamos el tema aparcado y hablamos como si no hubiera pasado nada. A la hora de cenar me preguntó si me encontraba con ganas de comer y asentí. Me estaba cansando de la misma habitación. Edgar me ayudó a peinarme y vestirme pacientemente —No necesito esto— dije desabrochándome la goma del cuello.
Me volvió a abrochar la correa inmediatamente —Llévalo, por mí.
Rodé los ojos —Pero es que estoy fea— más fea aún de lo que soy.
—Tú nunca estás fea— me cogió de la cintura y sonreí.
—¿Por cuánto tiempo?
—Mmmm… mínimo tres días.
—Dos, ni para ti ni para mí— tardé bastante hasta que le conseguí convencer.
En realidad el hombro si no lo movía no me dolía, era un dolor soportable. Ahora me dolía más el roce de la camiseta contra las heridas de mi abdomen. 
—¿Podrías echarme crema? — dije sin darle mucha importancia a la pregunta. El asintió y levantó con cuidado la tela que me cubría —Gracias por venir corriendo a por mí—susurré. El me dio un beso en la parte que seguía intacta del abdomen y se mantuvo serio ante lo que había dicho. Untó despacio la crema en las heridas. Cerré los ojos y encorvé la espalda porque escocía y dolía bastante. 
—¿Te duele? —se preocupó.

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