—Llegamos tarde—me recordó.
—Cállate—dije seria. Se me cayó varias veces el betadine
porque me temblaba la única mano con la que tenía movilidad. —¿Vendas? —le pregunté. Salió de la habitación
y trajo un rollo. Me apañé para vendarle ambos puños y apretar las vendas con
ayuda de mis dientes. Me repitió varias veces que no pasaba nada pero yo pasé
olímpicamente.
Al entrar notaba las miradas punzantes de más de quince
personas y yo sólo pude sonreír tímidamente. Claire me indicó que me sentase a
su lado e hizo la pregunta del millón.
—Edgar no ha querido contar nada…
Félix, el abuelo de Edgar le interrumpió —¿cómo ha ocurrido
esto? —tragué saliva y me fijé en la mirada severa que mantenía Edgar con su
abuelo.
—Emmm… —titubé
— Pues salimos esta tarde— ahora mismo su mirada se posaba en mí, más fría que
nunca. Dudé en si seguir y me rasqué la frente— No lo recuerdo bien—mentí— Todo
fue rápido…
Las miradas pasaron de mí a él—¿Edgar? — le cuestionó su padre.
—¿Por qué no haces memoria Nina? — me retó Edgar en tono irónico. Me
dolió que me dejase así delante de toda su familia.
—Sí, creo que empiezo a recordar— le miré enfadada y todas
las miradas se volvieron a posar en mí —Como iba diciendo —comencé — salimos y
me llevo a una especie de finca despejada — le miré mientras que él comía sin
prestarme atención, como si no existiera, como si no me estuviese escuchando,
¿por qué lo estaba haciendo? — Edgar me dio unas clases de moto— asentí—
Simplemente perdí un poco el control.
No hay comentarios:
Publicar un comentario