Se dio la vuelta y sin querer me dio un codazo en toda la
nariz. Caí al suelo. Me tapé la nariz con la única mano que me quedaba cuando
comencé a notar un líquido caliente y viscoso cayendo por mi cara. Joder, eso
me había dolido. Edgar se agachó a recogerme pero yo me eche para atrás
poniendo mi mano en frente —No me des más—dije
—Santo dios, ha sido sin querer—Edgar volvió a intentar
cogerme.
—Déjame joder. —Me arrastré hasta un mueble y apoyé mi brazo
bueno para levantarme. Dejé una marca de sangre encima de él. Fui al baño y
eché la cabeza hacia atrás para que parase la hemorragia.
Edgar seguía insistiendo y yo me eché agua en la cara. —¿A
qué coño venía lo de la cena? —volví a echar la cabeza hacia atrás. No sé si tenía algo de miedo a
Edgar en esos momentos. El no paraba de pedirme perdón mientras yo me marchaba
de la habitación, vale, a lo mejor lo del codo ha sido sin querer, pero lo de
la cena no, y me había dolido más que el golpe.
—Me he caído—mentí.
Nina que patosa eres—reí falsamente, ahora todo el mundo sabía que lo era.
Hice una bola con un extremo del papel y me lo metí en una de
las fosas nasales, así sí que me sentía ridícula. Antes de bajar oí golpes
procedentes de la habitación de Edgar, pero no le di importancia y bajé, no me
quedó otra que irme con un papel en la nariz, bajando mi autoestima segundo a
segundo.
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