Listaa

miércoles, 25 de febrero de 2015

Página 260.

—Oh vamos Nina, mi madre ya lo sabe—volvió a subirme encima de él.
—No, Edgar no. Ya no sé ni cómo mirar a tu madre a la cara. Voy a tener que tomar como 2 o 3 calmantes para poder dormir hoy— me tapé  y me dispuse  a vestirme. Ahora odiaba tener el brazo así porque tardaría mucho más. Edgar suspiró y se levantó de la cama. 
Salió de la habitación sólo con los pantalones puestos. Estos son unos de esos momentos en los que dices “tierra trágame” muy fuertes. Edgar subió mientras yo estaba empestillándome para poder conciliar el sueño esta noche—Mi madre dice que quiere hablar contigo—se encogió de hombros.
Creía que me iba a desmayar aquí mismo. Tragué las pastillas y vi a Edgar empezando a recoger la habitación.
Su madre esperaba al otro lado de la puerta y me condujo hasta su habitación. Allí estaba sentado el padre de Edgar en la cama. Las cosas no podían ir peor. Su madre se sentó al lado de su marido y yo empecé a morderme las uñas. Ambos sonreían mientras yo sentía como si me estuviesen pateando el abdomen una manada de ñus. 
—¿Así que me hijo y tú lo habéis arreglado? —comenzó su madre. Asentí sin atreverme a mirarla—Bien—dijo.
—Santo Dios no tenéis por qué pasar vergüenza estáis en la edad de hacer esas cosas—su padre intervino y yo me puse muy roja.

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