Le abracé —Como sean igual de rebeldes que tú, no —me reí.
—Anda que como sean igual de patosos que tú llegas un día y te han quemado la casa — rio.
Reí de nuevo— Cállate inútil, tú vas para el típico profesor hijo de puta de atención física.
—¿Tú crees?
—La cara de mala hostia la tienes— puso cara de malo y le besé. Estaba muy mono así.
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