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lunes, 24 de agosto de 2015

Página 288.

      Se rio—Cállate— me ofreció uno que cogí con gusto. Me incliné a él para encender el cigarrillo y di una calada cargada. Me quedé sonriéndole hasta que perdí los nervios —¿Se puede saber a qué hora es la puta boda? — se rio de mí y me imitó poniendo voz de retrasado.
—Se supone que deberíamos ir ya  a la iglesia—admitió
—¿Y qué hacemos aquí? — cuestioné.
—No se mueven.
Le miré con incredulidad —¿Desde cuándo has seguido tú a alguien?
Se encogió de hombros —Sí, bueno, tienes razón— mea garré a su antebrazo porque yo con tacones peligrosa siempre.
La entrada de la iglesia era bastante grande y alta, era antigua y eso me gustaba, dentro hacía un frío y una humedad terribles. Me senté al lado de Edgar y oí misa callada mientras que veía como muchas me señalaban y cuchilleaban sobre mí.
—No las hagas caso, sólo es porque eres la nueva— me susurró Edgar y asentí-
Giré a mí alrededor y vi al primo estúpido de Edgar que conocí el primer día al llegar. Rodeé los ojos y me recosté sobre el hombro de Edgar en el banco. 

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