Listaa

lunes, 24 de agosto de 2015

Página 300.

Fuimos a un restaurante que estaba casi vacío y negué a la invitación de Edgar para cenar, porque sinceramente, si metía algo en mi cuerpo volvería a vomitar.
El aceptó y le contemple al comer—Como te decía—volví a mis trece— Creo que lo mejor será que me vaya esta noche—dejó los cubiertos de forma sonora.
—No te vas a ir— bebió del vaso tranquilo, como si estuviese manejando.
—Ed, no voy a estar en una casa en la que tengo asegurado que me voy a encontrar con alguien que me humilló delante de cientos de personas. No puedo, entiéndelo. Además, los has echado de la boda, ¿Crees que ahora me van a estar esperando con un ramo de flores en la puerta?
Edgar apartó el plato y apoyó ambos codos en la mesa para después entrelazar sus manos—Ella mañana se irá, te garantizo que  no la verás esta noche, mañana cuando despiertes no sabrás más de ella. Y, quiero decir— vaciló para encontrar las palabras— Quería pasar una semana contigo, y vamos por el quinto día
 Dudé—  Pero cinco días intensos.
—Tenía pensando ir mañana a hacerme la primera sesión del tatto y que me acompañaras —jugueteó con la servilleta.
—No vas a dejar que me vaya, ¿verdad?
—No— rio
—¿Estoy perdiendo el tiempo?
—Un poco— rio más.

Rodeé los ojos e intenté asimilar la idea de que me tocaría pasar más días aquí, que no es que no me gustase pasar tiempo con él, pero saber que voy adónde voy a ver a alguien hablando de si robé la pulsera o no de su hija, definitivamente no es de mi gusto. 
                                                        *

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