Edgar me siguió y yo entré en la casa sine escucharle. Pasé por el
pasillo cuando noté que bastantes de sus primos me miraban. Claire me vio y me
paró.
—¿Qué te ha pasado? — me miró. Yo tenía la mandíbula tensa, dirigió la mirada hacia Edgar— Tú
y yo después hablamos— le dijo— Nina, ven necesitas una ducha. —Le seguí y me metí en la ducha. La
sal fue desapareciendo de mi piel y lo agradecí. Me lavé el pelo en el que
tenía tierra y me froté bien el cuerpo. Me desenredé el pelo y lo dejé caer en
cascada sobre mi espalda. Salí con una toalla enredada en mi cuerpo y me dirigí
a la habitación de Edgar en la que me encerré en su baño y me cambié sin
dirigirle la palabra. Salí de la habitación. Hoy dormiría con Avril.
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