— ¿Montaste ya? —
Negué y miré hacia Cristina, que seguía
acelerando —¿Ella no es valiente…?— me preguntó y desvié la vista hacia su
rostro.
—Sí que lo es, sabe qué hacer cuando una situación se pone fea.
—¿Tanto la conoces?
—No—admití.
—No te fíes tanto—la miró desganada —No quiero que te pase nada, y menos
por ella.
—Es una buena chica— dije decidida.
—Las chicas buenas cambian, y pasan a ser las peores.
—Ella no — agravé mi voz.
—Valen, te recuerdo perfectamente, tímida, callada, seria, y ahora,
mírate, eres una hija de puta.
Sonreí mirando al frente ante su comentario mientras Cristina se dirigía
hacia mí —Sólo sé que ella es diferente— cerré el tema y subí al quad.
Me gustaría deciros que estaba en lo
cierto, que ella era una buena chica, que nunca me defraudaría en un futuro, y
que si lo hiciese, lo arreglaríamos con un fuerte abrazo, lamentablemente, os
vengo a contar la historia como sucedió, no a mentir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario