—No me has decepcionado — dijo calmada —Es sólo un mal
día, todo saldrá bien... — dijo en voz baja acariciando mi espalda en círculos.
—No Cris, no es sólo un mal día — dije irritada —Es
una mala semana, un mal mes, un mal año, una mala vida —aclaré.
—¿Y qué quieres? ¿Qué esperas de la vida a cambio? Nos
putea, nos asesina, nos hace daño sin ni siquiera pararse a preguntarnos cómo
nos encontramos después de hacérnoslas pasar putas — no me lo había planteado.
—No sé — dije despacio sinceramente.
—Entonces..., ¿si no sabes qué es lo que quieres...
por qué sabes que ahora está todo mal?
—Porque lo sé — dije de forma áspera — Y además, eso es
otro punto malo en mi vida, no tengo ni idea de lo que quiero, eso es lo peor.
—Intento entenderte ... sé que quieres dormir,
encerrarte en tu habitación y no salir por un largo periodo de tiempo — se
acercó más a mí —Intento entenderte — repitió — De verdad — tomó aire —Pero es
que...soy incapaz, no del todo— agaché la cabeza confundida y me levantó la
cabeza con cuidado cogiéndome de la barbilla — Es genial no poder entenderte y
a la vez frustrante — frunció el ceño y sonreí levemente — Creo que podría
pasarme la vida entera a tu lado, mirándote y peguntando cosas y nunca te
llegaría a entender del todo — ahora sonrió ella — ¿Entiendes lo que eres,
Nina? — me quedé callada pensando y cuestionando la pregunta — Prometes
silencio y fidelidad, adrenalina sólo con parpadear, haces que la persona que
te conozca corra el riesgo de nunca morirse si escribes sobre él, como tú has
dicho. Prometes todo eso sólo con respirar —respondió —Nos haces infinitos.
—sonrió —No creo en Dios — suspiró acomodándose aún más cerca de mí — Pero eres
lo más parecido que he visto a ellos — sonreí — Estás ahí siempre, escuchas, te
implicas, sufres, te sacrificas, puedes causar la adoración, eres la fe ciega,
el pan y el vino, todo junto — se giró de cara a mí —No sé Nina, si algún científico
te conociera perdería el juicio intentando entenderte.
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