Hablé con Carla de lo que había hecho con Diego y de
lo arrepentida que estaba mientras Diego y Cristina andaban a unos metros por
delante de mí. Colgué cuando llegamos a la puerta de Cristina.
—Nina — me llamó la atención la voz de Diego y miré a
Cristina para mirarle a él de nuevo.
—Estaré dentro —dejó caer Cristina.
—Entra, ahora llamo — dije decidida.
Se acercó a mí e hizo el intento de besarme de nuevo
pero me volví a apartar. — ¿Qué coño te pasa, Nina? — dijo enfadado —Me he
salido de casa a las doce de la noche sólo porque me has llamado por teléfono y
ni si quiera me has dirigido la palabra — tensó la mandíbula . —Me ha tocado
estar con la otra que no conozco de nada..
—Cristina — le recordé.
—Hazme caso, joder — se alzó una octava su voz — ¿Para
qué he venido? ¿Para estar solo? ¿Para eso? — me callé y agaché la cabeza. —Contéstame
— me ordenó.
—Buenas noches Diego — me giré despacio. Escuché el sonido
sordo de un metal al caer al suelo y me giré. Genial, había pegado una patada a
una papelera y ahora estaba en el suelo. No hice comentario alguno y golpeé la
puerta con mis nudillos.
—No sé tú pero yo me voy a duchar — la sonrisa de
Cristina al abrirme la puerta hizo que cambiase mi estado de ánimo de
preocupada y no di mucha importancia a su pequeño ataque a la papelera.
*
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