Listaa

martes, 22 de septiembre de 2015

Página 371.

La lluvia se hacía más débil según más tiempo pasaba en el coche hasta que se hizo inexistente dejando paso a la niebla.
—Unos amigos hoy tienen un partido de fútbol — comentó— ¿Te apetece ir?— cogió el volante con las dos manos y me miró. Asentí, odiaba el fútbol, con toda mi alma, pero al menos estaría con él. Según me había explicado era un partido nada oficial del equipo del pueblo de al lado y el nuestro. Con tanta rivalidad como llevábamos teniendo toda nuestra vida.
Aparcó  a la primera y puso su mano en mi hombro conduciéndome. Nos sentamos en la cuarta fila de unas gradas plegables al exterior, había dos de estas, ambas divididas por cinco pequeñas filas o peldaños. Cuatro focos de luz intensa se conectaban en el campo en el que había barro y el césped estaba encharcado. Me senté a su lado en el sitio mojado y me di cuenta de que seguía llevando la estúpida ropa del trabajo y que estaba aún bastante mojada, cuando vino una ráfaga de aire frío y me heló hasta el último trocito de mi pálida piel. Me estaba castañeando los dientes cuando Ercole me dio una pequeña bandeja con nachos y queso —Sé que te gustan — se le formaron aquellos hoyuelos al sonreír que se le quitaron al segundo en el que me vio tiritar. Se quitó el abrigo, negro bonito y elegante y me ayudó a ponérmelo. Me rodeó con su brazo y mi cabeza quedó contra su pecho.
—Gracias — susurré — Por los nachos — comí uno y rio.

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