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viernes, 30 de octubre de 2015

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-Que llame antes de entrar a la habitación - dijo cabizbaja.
-¿Y qué más?                                   
-Que no coja a Taylor tan fuerte- dejó al gato caer que salió corriendo temiendo por su vida.
-¿Entonces?- salió de la habitación, llamo a la puerta- Permiso -dije y entró otra vez contenta.
-Te traje esto- dijo dándome la carta y saliendo nuevo de la habitación.
La releí un par de veces, la guardé en el cajón. Ya me había fallado a mí misma cuando prometí que no leería nada de él si no era en el acantilado, así que falté a la regla las veces que me dio la gana. Al fin y al cabo era mi responsabilidad.
Metí el peine de nuevo en mi pierna y me rasqué cansada de no poder hacerlo con mis manos.
-Buenas noches Romeo, buenas noches chico de la ventana- dije en voz baja suspiré, apagué la luz y hablé para mí misma: suficiente por hoy.


Página 605.

-Definitivamente eres un pederasta de esos que tiene hasta la hora en la que como apuntada- dije negando -Pues que sepas que sé dónde vives , ¡Y no estoy loca!
-Y yo sé dónde vives tú - se rio de mí ligeramente y rodé los ojos.
Me aparté de la ventana para ir hacia mi habitación - Espera- dijo la voz y caminé de nuevo hasta la ventana porque me aburría con toda mi alma. Al mirar tras ella, él corrió la cortina dejándome verle.
Vaya sí, era un chico, y no un señor viejo. Sólo le pude ver medio cuerpo, vestía simple y tenía ojos oscuros y pelo castaño, él mismo era simple, pero a la vez, guapo - ¿Qué te ha pasado?
Me quedé algo anodada dada a la situación y luego negué brevemente para centrarme - Un mal día en el agua- comenté - Así que ahora estaré mínimo por un mes metida en este asco de habitación y dos semanas con esta escayola, que me picas que no veas - dije intentando meter mi uñas en el principio para poder bajar sin victoria alguna.
Respiré enfada al final y me coloqué los shorts de boxeo que me había dejado mi hermano, azules y anchos. Él rio -Usa un peine- me dio la idea -O un tenedor- giré la cabeza para pensarlo y fui hasta el baño para coger un peine y rascarme a gusto.
-Muchas gracias- grité desde mi baño.
-De nada chica de la ventana- gritó la voz desde el armario.
Caminé de nuevo hasta el armario para mirar por la ventana, pero cuando lo hice la cortina estaba corrida de nuevo, y al parecer alguien se había ido - Buenas noches chico de la ventana- dije casi para mí misma y me alejé hasta mi cuarto.
Escuché por el pasillo que mi hermana y mi hermano discutían en voz baja que estaba hablando sola y rodé los ojos.

Rebecca entró casi ahorcando a Taylor de lo abrazo y pegado que lo tenía en su pecho - ¿Qué te he dicho Rebecca?- le pregunté alzando una ceja y ella se quedó quieta para balancearse en el suelo con sus tobillos. 

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-Bueno, entonces soy el único que lleva sabiendo de tu existencia por mucho tiempo.
-¿Eres un psicópata?, ¿Me has visto cambiarme?- dije poniendo mala cara.
-No, no te cambias en el armario, nunca te he visto hacerlo- comentó entre risas y rodé los ojos.
-¿Cómo te llamas?- pregunté sentándome agotada por todo .
Se tomó su tiempo en responder -Romeo- dijo al final.
-Ja , ja- dije sarcásticamente -Enserio, ¿cómo te llamas?
-Romeo- repitió.
-Sí, claro, hablamos por la ventana, y justo de llamas Romeo, muy bien, yo Julieta- dije ya enfadada con el tipo ese.
-No, tú Nina, yo Romeo- repitió y rodé los ojos.
-¿Y qué vas a hacer, recitarme poesía?- dije irónicamente mirando a la cortina cerrada. - Espera, ¿cómo sabes tu nombre?
-Lo gritan mucho tu familia- rodé los ojos, tenía razón sí.
-En fin, Romeo, Julieto, Rogelio o cómo coño te llames, voy a dejar este armario y voy a cerrar la puerta para no abrirla nunca, porque ni si quiera sé la edad que tienes o si estás loco de la cabeza- dije con la sinceridad por delante.

-Soy Romeo, tengo dieciocho años y no vas a dejar de entrar en el armario como cada mañana a las siete y cincuenta cinco, perdona que te diga esto…pero no estoy loco es más, eres tú la que te has puesto a hablar con un jersey.

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-No, no soy Dios- dijo entre risas un chico y miré a mi alrededor confusa - Soy tu vecino- confesó y miré a la pared esperando a que la atravesara o algo - ¿Estás bien?- repitió -Te caíste.
-No- mentí.
-Claro que sí, no te ves bien.
-Sólo estaba, estaba buscando ropa- dije lo más tranquila que pude- En el suelo, levanté la primera prenda que vi y la tiré lejos avergonzada al darme cuenta de que era un sujetador.
El chico comenzó a reírse y fruncí el cejo - ¿Por qué tu puedes verme y por qué yo no puedo verte? .
-Mira por la ventana- me dio la pista. Me levanté como pude y miré a la pequeña ventanita llena de suciedad, era de esperar, nadie miraba por ahí. La lavé con la palma de mi mano y miré por ella. Al hacerlo, el chico cerró rápido la cortina sin dejar verle - ¿Por qué tú si sabes cómo soy yo y yo no puedo saber cómo eres tú? -dije enfadada.
-Porque yo soy más listo que tú, e hice lo mismo que podrías haber hecho tú.
-Estúpido- comenté apartándome de la ventana.
-Sabes más de lo que crees de mí, sabes que soy un chico y que vivo en la casa de al lado- comentó y volví con ayuda de las muletas a la ventana.

-¿Vecino?- pregunté - Nunca me había fijado si al lado vivía alguien - dije con sinceridad.

Página 602.

Después de decirle a mi hermano por enésima vez que podía subir las escaleras sola, de caerme veinte veces por ellas, volverme a ponerme en pie, coger las muletas, e intentar subir, después de decirle a mi hermano un millón de veces que estaba bien, que sólo necesitaba descansar y tiempo a solas, después de que mis amigas hubiesen puesto por el grupo que se iban a hacer surf porque había unas olas maravillosas y disculparse porque yo no pudiese estar ahí, aquí estaba yo, aburriéndome lo más que podía sentada en una silla sin hacer nada, viendo la vida pasar.
Me decidí por ordenar mi armario, porque hacía años luz que eso no tenía orden alguno.
Entré en el armario empotrado y encendí la pequeña lucecita - ¿Anda, tenía esto?- saqué un jersey aún con etiqueta y lo tiré a la habitación para ponérmele pronto. - Y esto, vaya - miré el abrigo y lo tiré en la misma decisión manteniendo el equilibrio con la muleta como podía. Miré al estante de arriba, había tres cajas de cartón enormes, alcé la muleta para intentar bajarla de un golpetazo y no llegué. Cogí aire, me sostuve con el pie bueno en un cajón y alcé la muleta, para golpearla.
Cayó, sí, pero encima de mí, haciéndome caer para atrás y dándome la hostia del siglo en la cabeza contra la última repisa del armario de en frente- Mierda- dije tocando la parte adolorida y viendo que en la caja había simples peluches de Rebecca y Cleo, bufé.
-¿Estás bien?- escuché una voz y giré sobre mí misma para ver quién había sido. Nada, nadie.

-¿Dios, eres tú?- miré al techo -Si eres tú lo siento por no escuchar a Angie cuando me cuenta la misa del padre Alfredo, prometo empezar a prestar...

Página 601.

-Tenemos que estar en lista de espera- acabé su frase.
-Si no podrían haberte operado antes y hoy ya estarías lista ... y sería el proceso más rápido- dijo cabizbaja y luego cogió aire- Después de que te operen, tendrás que venir al hospital porque bueno...vas a estar débil aún, y te ayudarán a caminar de nuevo con ayuda de los fisioterapeutas - cogí aire y pasé saliva - ¿Entiendes, entiendes que....que podrías haberte quedado sin sensibilidad en el tobillo para siempre?- asentí despacio - Entonces...¿también entiendes que este mes no vas a poder practicar ni surf, ni volley, ni hockey ?- agaché la cabeza.
-Eso significa que ya no puedo entrar en los campeonatos de volley- negó con tristeza.
-No a este año- dijo bajo.
-Está bien, me merezco esto- dije cabizbaja.
-No, por supuesto que no lo mereces, sólo que debes pensar más en las consecuencias que acarrean tus imprudencias - asentí despacio y mirando al gato sin poder decir nada - Vas a tardar un tiempo en recuperarte del todo...y no quiero que te des por vencida si no puedes caminar bien, o te falla la pierna, no más frustraciones, entre el chico y esto necesito que tengas una moral alta y que no te culpes de nada, y que sepas que toda tu familia te va a ayudar si no puedes...andar bien- finalizó y me limpié una lágrima con el dorso de la mano que se me escapó.

***

Página 600.

Bajé la carta de a poco y acaricié mi cara, mis labios, como si él fuese el que lo estuviese haciendo ahora mismo.
-Nina...- dijo Agata con un tono melancólico en la voz. Seguro que había visto todo lo que había dicho.
Me limpié las lágrimas rápido y dejé la carta en la mesita de al lado - Agata- dije sollozando.
-Está bien -se acercó a mi lado a abrazarme y respiré en sus pechos -Está bien - me tranquilizó -Todo está bien...- repitió acariciando mi espalda y dejando pequeños besos en lo alto de mi cabeza.
Me tranquilicé de a poco y ella cogió la carta para guardarla en la mochilita de mi hermana sin leerla y volver  a mi lado - Carla me contó lo que hiciste, no te enfades con ella- negué - Fue arriesgado meterte a buscar el llavero- ya eso hasta yo lo sabía -Me recuerdas tanto al abuelo- acarició mi pómulo y peinó mis cejas- Eres tan valiente como él, y por eso no me puedo enfadar contigo, eres su viva imagen, y el abuelo acabó tan bien, lo hizo todo tan bien, que tengo la seguridad de que lo que hagas también te hará acabar o llegar a un final en el que las cosas salgan bien- cogí aire.
-Abuelo - dije en voz baja y agaché la cabeza - Abuela, perdonadme.- jugueteé yo misma con mis dedos y Agata cogió a Taylor para mirarme y esperar una respuesta -Pedí a Rebecca que lo trajesen - mentí y chasqueó la lengua en señal de desaprobación para coger al gato, ahora de nuevo adormilado .
-Nina...quiero que me escuches...- alcé la vista - La herida de tu pierna- miré al yeso - Fue grave- se lanzó a la piscina- Estarás dos semanas con escayola y luego te operarán -abrí bien los ojos- Porque al parecer destrozaste un tendón bastante importante y como no tenemos dinero...

Página 559.

Cogí aire anotando mentalmente que tendría que solucionar esto con Carla después y abrí el papel. Edgar. Era del Santísimo Edgar.
Te he escrito más cartas en un mes que en toda la vida.
En nuestros años de relación no te di nada de lo que debería haberte dado, y creo que lo único que te queda de mí es una chaqueta, me hace sentir mal, porque eso es lo único que te he ofrecido, tú mereces mucho más. 
Estoy aquí viéndote dormir y dándome cuenta del gran error que he cometido viniendo, yo me fui, no debería haber vuelto, lo único bueno que veo, para que por fin podamos alejarnos el uno del otro y que tú puedas ser feliz es que estés respirando tranquilamente  y no sepas de mi presencia.
Sé que has contestado mis cartas, sé que han sido todas, una detrás de otra, las he cogido hoy del buzón. 
No las voy a abrir, no hasta que la tentación sea demasiado fuerte, muestre un punto de debilidad y lo haga. Ya sabes, aun que le digan a alguien que se pase con una botella de agua tres días en el desierto, y que si no bebe le darán un millón de euros acabaré bebiendo.
Eres mi agua Nina.
Ahora que estoy entiendo.
Te he amado con los cinco sentidos. 
Si ahora, Nina, me quedase ciego, estaría contento de que lo último que viese fueras tú, si ahora me quedase ciego, sabría describir a la perfección tus rasgos faciales.
Si ahora, Nina, me quedase sordo, sabría recordar perfectamente todas tus formas de hablar, todos tus tonos de voz, y todos tus tonos de gemido. 
Si ahora, Nina, me quedase sin gusto, sabría definir perfectamente a qué saben tus labios, a qué sabe tu saliva con la mía, a qué sabes por las mañanas, por las tardes y por las noches.
Si ahora, Nina, me quedase sin olfato, sabría decir a la perfección a que huele la transpiración de tu piel, tu champú, tu gel de baño, tu perfume y sobretodo tu cuello cuando teníamos sexo.
Si ahora Nina, me quedase sin tacto sabría cómo explicar lo que sentía al tocar tu piel, las partes más suaves de ellas, y mis preferidas.
Si ahora Nina, me dijesen que me queda un minuto para morir, pasaría 59 segundos besándote y el que queda te diría que te amo. 
Espero que vuelvas a amar con tus cinco sentidos, a mí se me acabó el minuto y estoy muerto.
No contestes, por favor. 
Edgar.

Página 558.

-Nina, necesitas descansar, y él es el que básicamente...te trajo hasta aquí, estás aquí por su culpa, al menos que te deje recuperarte bien- dijo ahora ella enfadada.
-¡Es mi elección querer estar con él mientras me recupero o no!- ataqué a mi mejor amiga que no tenía culpa nada.
Apretó los dientes y quedó un semblante completamente enfadado. -¿Y qué querías que hiciese?, ¿Que le pusiese las esposas de Sam a la barra de la cama para que no se fuese nunca?- me crucé de brazos en señal de enojo - ¿Porque sabes quién fue la que se quedó entreteniendo a Sam mientras él estaba ahí dentro?- se señaló a su pecho - ¡Yo! , ¿Y sabes quién tuvo que acostarse con tu hermano mientras que mi mejor amiga estaba encerrada en el hospital sin ganas alguna sólo para dejarle tiempo para que estuviese con su ex novio, al que ama, le hace daño y se ha ido y ella le sigue teniendo en un pedestal? ¡Yo!, ¿Sabes a quién casi le da un ataque al corazón cuando vio aparecer a tu hermano por el pasillo y ver a Edgar por el otro? ¡A mí! ¡Por mi mejor amiga!, ¡Por ti!, ¡La que casi se mata hace dos días y de la que tengo que estar pendiente todo el santo día porque no se sabe cuidar por sí sola! , ¡La que dice que es fuerte y aparenta serlo y sufre por todo! ¡Por ti, Nina!
Afloje mi cara poco a poco y suspiré -Gracias Carla...- Carla estaba tan enfadada que los orificios de la nariz se la dilataban al respirar.

-Nina, toma- reposó una carta en mi pierna y salió por la habitación. El primero en mirarla extrañado fue el gato, la segunda yo. 

Página 557.

-Carla, me conoces, hago algo, me arrepiento, lo intento arreglar, lo estropeo el doble. Es como cuando ya sabes, estás dibujando, y una línea de tuerce, y la repasas, y sólo hace que el error se vea el doble, y en fin- me expliqué vagamente.
-Nina...- negó - Yo no puedo permitirme perderte por cosas que haces sin ser realmente consciente de los riesgos que corres - cerré la boca - No puedo perderte, enserio. - Taylor se estiró y caminó hasta ella .
-Carla, no lo harás - dije no tan segura pero aportándole confianza mientras ella cogía al gato y le miraba a los ojos .
-¿Qué hace Taylor aquí?
-Culpa de Rebecca- suspiré.
-Y como hermana blanda que eres cuando Agata vaya a echarle la bronca le dirás que tú le pediste a Rebecca que le trajera para que te regañe a ti y no a ella- citó a la perfección y asentí -No le vendría mal un par de regañinas a Rebecca- me encogí de hombros, era mi niña, la iba a proteger siempre.
-Y...y...y ¿Mi llavero?- pregunté con nerviosismo.
Dejó al gato de lado, que empezó a olisquear y a explorar todo y cogió aire- Se lo llevó Edgar - finalizó.
-¿¡Qué?! ¿¡Edgar estuvo aquí?! -asintió y cuando iba a preguntar por más ella colocó un dedo delante mía para que me callase.
-A pesar de la poca vergüenza de la madre de ese engendro,  Agata sí le dejó pasar a que te viese.
-¿Y por qué no me despertaste?- dije enfadada - ¡Llevo un mes casi intentando comunicarme con él y ni si quiera ha recibido señales de vida!
a a que le leas eso que has dicho- dije esperando a una respuesta afirmativa.

-¡Claro que sí! - respondió ella- Pásate por mi casa cuando quieras dulcecito- miré a Abigail por cómo le había llamado diciéndolo todo con la mirada y ella rodó los ojos.
-Vale Angie, allí estaré- le dijo Abi.
-Adiós Angie, te amamos.

-Os amo- dijo alegremente y corté.

Página 556.

-Ya está, ¿feliz? - dije y ella sonrió ampliamente para abrazarme - Auch, auch, auch - me quejé
-Perdón- dijo entre risas saliendo de mi cuerpo - ¡Pero estoy tan emocionada! - hice un signo de deje con la mano
-Ve a ponerte guapa, si puedes, porque eres horrible - dije en voz de que estaba en lo cierto - Y dile a Carla que entre, aborto de Birdy- rodó los ojos y le despedí con la mano.
Esperé y apagué la televisión que seguía encendida hasta que Carla me vino con una cara de enfadada . Le miré e hice un puchero - ¡Esa cara no te va a servir!
La exageré más - Pero Carla- se acercó a mi lado y me pegó un guantazo. Asentí para asimilarlo - ¡Carla, ya me duele la cara no me pegues más!
-Eso por ocurrírsete semejante idea - pegó otra - Esto por ser totalmente irresponsable - cogió fuerza y cerré los ojos esperando la siguiente - Esto por ser mi mejor amiga.
-Carla, para - le dije tocándome las mejillas - Al final voy a acabar por devolverte alguna - negó en decepción, bajó la mano y se sentó despacio a mi lado.
-¿A quién se le ocurre, ah?
Sonreí ampliamente orgullosa -Lo conseguí, lo hice, conseguí el llavero.
-Sí, creo que no es plato de buen gusto tener que localizar a tu mejor amiga gracias a su móvil y encontrártela desmayada, en ropa interior, llena de sangre, tirada en medio de arena, tan fría casi como una piedra y sólo encontrarla con un llavero colgando de su sujetador- rodé los ojos.

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Cogí el teléfono y le llame mientras Abi me hacía señas para que cortarse -" Hola, soy Angie, si no estoy es porque seguramente Dios me haya encomendado una tarea para hacer , ¿ya? No Angie, tienes que decir que te pueden llamar más tarde o cosas como así, déjame a mí : Hola soy Angie, bla bla bla, Dios, bla bla bla, todos somos hermanos, me gusta cocinar con las hermanas de la parroquia y tengo unas tetas gigantes. ¡Abigail! , si no esoty es porque estaré haciéndole una felación al Señor y seguramente lo esté disfrutando, Dios nuestro creadBIIIIIPPPPPPPPPPP"
Parpadeé varias veces - ¿Se puede saber qué haces en el contestador de Angie diciendo que tiene grandes tetas y que le está haciendo sexo oral a Dios?- le pregunté con una ceja levantanda.
-Estaba ahí cuando lo grabó -se encogió de hombros.
-Imitas muy mal a Angie- repliqué.
-¿Entonces saltó el contestador?, ¿No lo cogió?- asentí y suspiró dejándose caer en el sillón de la habitación -Menos mal porque si no... - miré a la pantalla de mi móvil, me estaba llamando. Sonreí y lo cogí.
-Hola Angie- empecé.
-Buenos días Nina , ¿estás bien? , ¿Quieres que te mande pastelitos al hospital? Estaba haciéndolos con Sor Elena- reí.
-No Angie, estoy bien, no te molestes en venir aquí para eso- dije con tranquilidad - Sólo llamaba para decirte que te amo, y que gracias por todo, y que te echamos mucho de menos, estamos Abigail y yo aquí - puse el altavoz.
-¡Oh mi rayito de sol!- dijo cariñosamente y miré a una Abigail que babeaba - ¡Yo también os echo de menos y os amo!- Alcé las cejas y miré a Abigail para que se quedase con la parte buena de la frase - Prometo ir a verte a casa y leerte cómo Noé…
-No hace falta- le corté - Pero Abigail está muy interesada en ello - ¿Verdad, Abi? - hizo un ruido raro en señal de sí - Abi pregunta si puede ir hoy a tu casa a que le leas eso que has dicho- dije esperando a una respuesta afirmativa.
-¡Claro que sí! - respondió ella- Pásate por mi casa cuando quieras dulcecito- miré a Abigail por cómo le había llamado diciéndolo todo con la mirada y ella rodó los ojos.
-Vale Angie, allí estaré- le dijo Abi.
-Adiós Angie, te amamos.

-Os amo- dijo alegremente y corté.

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Negó -Nos ama a todos, ama a todo por así decirlo.
Sonreí - Esa es Angie, Abi, Angie no quiere, Angie ama, Angie ama la comida, ama el sabor, el color, el sol, la lluvia, el mar, ama el agua, ama a Dios, ama a toda clase de ser vivo y es la misma persona que le canta a las plantas y que se siente culpable todo el día cuando pisa una hormiga sin querer, Angie ama bailar aunque no sepa, ama madrugar para ayudar, ama cantar, ama ser voluntaria en albergues, ama regalar ropa, ama que le escuchen, ama escucharnos, Abi ama con pasión todo Abigail, no le dejes escapar porque entonces me enfadaré mucho - le amenacé con el dedo - Angie es única, y te perdonaría cualquier clase de error, Angie te amará con todos tus defectos, tu cara mañanera y tu humor por la noche, Angie lo hará, así que debes elegir y sacrificar, o eliges dejarlo e ir a acostarte con la primera que pase, o quedarte, sostenerte, empezar a mandarle indirectas y cuando llegue su día confesarle todo, porque Angie ama con todo tu ser y lo hará de esa forma, olvídate del sexo hasta el matrimonio si la quieres Abi, hazte la idea de ir a misa cada semana, hazte la idea de tener que escuchar sus rezos y a tener que bendecir la comida antes de cenar, hazte la idea de tener poco sexo y de lo más normal. Hazte la idea de que es una persona que ama todo, y tiene que hacer de todo, y al igual que amará el sexo, amará salir al campo a buscar flores, y se pasará el mismo tiempo buscándolas que teniendo sexo, así que plantéate si le quieres, si quieres eso, si quieres buscar flores lo mismo que quieres sexo.
Tragó saliva y asentí decidida - La quiero, la amo, estoy dispuesta- dijo segura y sonreí. Después su cara se descompuso al darse cuenta de lo que acababa de decir - Le escucho cada vez que me lee la biblia, ¿eso es amor , no?

-Tendrás sexo las mismas veces y por el mismo tiempo que ella te lea la biblia- dije acariciando a mi bola de pelo llamada Taylor mientras ella paseaba nerviosa por mi habitación. Se mordió las uñas pensativa- ¿Necesitas oír que te ama?- le pregunté con tranquilidad y asintió - Es lo que has querido - le miré severamente y ella me miró extrañada. 

Página 553.

-Oh dios mío- me llevé una mano a la boca- Ella es...
-Angie- dijimos las dos a la vez.                  
-¡Angie eso es tan sumamente mono! - dije alegrándome por ella.
-Nina...- agachó la cabeza. - Ella sólo es mi amiga, le conté cosas que hice sobre relaciones mías pasadas, e incluso le acompañé a misa cuando me lo ofreció, incluso cuando se supone que Dios me va a mandar de una patada al infierno por ser lesbiana cuando me muera...
-Pero...- dije para que siguiese
-Pero ella sólo me dijo "Está bien, creo que Dios quiere que nos amemos, y que seamos felices, la persona que te haga sonreír puedes elegirla tú, al fin y al cabo Dios la eligió antes para ti y Dios también te creó de esa forma, no es que se haya confundido, hay personas que se casan con personas del sexo contrario y son malas al igual, tú eres mucho más buena que algunos de los que están aquí para que le perdonen sus pecados, pero Dios tiene un corazón grande y tú eres una buena persona y.... ¡Oh, la canción de la misa del padre Alfredo, corre en pie, es tan bonita! " -citó textualmente e hizo una mueca.
-Creo que te acepta, que no te quiere apartar de tu lado- dije convencida
-Nina...tú que siempre vas a decirme la verdad cuando no quiera saberla y la mentira cuando necesite escucharla- cogió aure- Necesito que me digas si es de locos seguir comportándome así para llamar su atención y si debería dejar el juego con una reverencia y echarme a un lado- acaricié su mano y jugué con sus dedos - ¿Crees que esto es en vano?
-Amiga mía, no sé si Angie es lesbiana, y para serte sincera, no creo que lo sea- le miré, porque ella quería eso la lesbiana -Pero sé que no es en vano porque te está haciendo reflexionar , cambiar y ser mejor persona, y avanzar nunca es vano aborto de Birdy, nunca lo es- negué- Así que estoy tan orgullosa de tu que exploto- dije asintiendo. Me abrazó despacio y le apreté un poco contra mi cuerpo -Ella te ama Abi.

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-Seguro que me cogerían si fuese a adicionar para la niña de la curva- dije y ella rio estrepitosamente y cogió mi mano para juntarla con las suyas y acariciarla con el pulgar.
-¿Crees que tienes tiempo, o al menos salud, es decir....- empezó a desvariar- Estás hecha una porquería y no me extrañaría nada que también hubieses perdido una oreja en la inconsciencia que hiciste
Le paré - Está bien Abi, ¿qué sucede?- dije para que fuese al grano.
-¿Entonces tienes tiempo?
-Para ti siempre, obvio- dije encogiéndome de hombros.
-Ya sabes...que bueno, llevo una temporada en la que no trato a las chicas de la mejor forma e intento no mantener una relación con alguna... pero tiene una razón...
-Te hicieron daño y a ti ya no te importa hacer daño- dije por ella y negó, fruncí el ceño.
-Bueno, en parte sí, en parte no, es decir- empezó otra vez a equivocarse con ella misma.
Acaricié su largo pelo castaño claro con hondas claras -Tranquila aborto de Birdy - Abigail a mi parecer se parecía muchísimo a una de mis cantantes favoritas, Birdy, y le hacía de rabiar llamándole por ese mote. Ella rodó los ojos y luego sonrió.

-Sí, es por eso...pero también es porque todo este tiempo estaba intentando llamar la atención de alguien- sonreí, apreté su mano más fuerte en señal de apoyo, que descansaba sobre las mías como un grueso abrigo - Ella no es para mí- comentó cabizbaja - Ella es bonita, alegre, paciente, cariñosa- descarté ser yo por la descripción en un segundo - Ella da a los demás sin importarle quedar sin nada, ella siempre tienes palabras bonitas qué decir, y ella tiene un cabello suave y bonito- miré a Abigail que contaba con brillo en sus ojos lo que era la chica que le gustaba - Ella es atenta, puntual, es compasiva y piadosa, ella es la voluntaria de muchas obras benéficas, ella se levanta a las cinco de la mañana los sábados sólo para recoger latas que tiran por la calle la gente y guardarlas en una bolsa, ella espera el autobús paciente, para ir al desguace y no sacar más de diez euros por toda la mañana de trabajo, ella envía esos diez euros sin ánimo de lucro a los niños del tercer mundo , ella no sabe bailar- sonrió - Y ella lo intenta sólo para hacernos sonreír- le miré con las cejas alzadas- Sí, la conoces- dijo rodando los ojos y sonreí -Ella es bonita por dentro- volvió - Ella se tumba en mi cama cuando estoy enferma y me abraza para darme calor, ella va cada domingo a misa sin faltar...

Página 551.

-No te voy a decir nada, estoy segura de que de eso se encargará Carla, no hay más que verte.
-No me he visto- comenté sin más dejando al gato en mi regazo intentando calmarle.
Abigail se sentó en el pie de la cama y tocó al gatito a la vez que yo, que ahora descansaba, recuperando su ritmo cardiaco- Al parecer Rebecca no quería que te quedases sola- dijo con las manos en las orejas de Taylor.
-Como se entere Agata se quedará castigada sin postre un mes, y no pienso volver  a meter  a mi leoncito en esa mochila- dije mirándole y rascándole la barbilla. Empezó a ronronear y sonreí al verle ya tranquilo -No querrá volver a ver a una de esas en su vida.
-¿A Rebecca o a la mochila?- preguntó Abigail
-A ninguna de las dos- dije entre risas y ella subió la mano hasta apoyarla en mi mejilla. Dejé de mirar a Taylor para llevar mis ojos hasta los de mi amiga y curvar la cabeza en señal de cariño hacia la palma de su mano.
-Te ves horrible- dijo dulcemente y saqué la lengua mordiéndola entre mis dientes intentando ocultar una gran sonrisa. - Tu pelo es un caos, el pijama es casi tan azul como el moratón de tu sien y tus labios están pálidos - me describió y sonreí apoyando mi mano contra su mano y acercándola aún más a mi mejilla.
-Te quiero- le dije y ella sonrió.          
-Y yo a ti, y por eso odio que te veas bonita hasta con tantas heridas- repasó algunos rasguños de mi cara con la yema de su dedo índice y luego dio un pequeño golpecito en mi nariz.

Página 550.

-¿Y qué paso, qué paso?- dijo Rebecca saltando.
-El mono Carl se subió en su lomo, y el dragón empezó a volar por el mar, sin parar, sin dormir, lloviese o hiciese sol, se hicieron amigos del Delfín Serafín, del Tiburón Cara de Melón y de la Ballena, la Señora Elena- comenté cogiendo diversos dibujos - Después de estar meses volando y de hacerse amigos de todos los peces del mal, ¿Sabéis a quién conocieron? - negaron con brillo a los ojos- ¡Al cocodrilo Mochilo! - repuse usándo un tono de voz contento, aunque no me sintiese así - El Cocodrilo Mochilo lloraba porque la Cocodrila Paola le había dejado por otra Cocodrila más verde y bonita- dije con voz de triste - El Dragón Fefe apenado le dijo si quería unirse a ellos, y el Cocodrilo Mochilo sacó sus dientes- repasé los míos con la lengua- Y les dijo : ¡Claro que sí!  Entonces- cogí los tres papeles -Volvieron al viaje y fueron a parar a conocer a ....- hice una pausa dramática - ¡Al Correcaminos!- anuncié señalando la pantalla - Por eso el Coyote nunca le puede coger, porque el Dragón Fefe le ayuda y se le lleva volando lejos cuando el Coyote es malo- miré la pantalla en la que ahora, el pobre coyote recibía un puñetazo de una cajita con un puño rojo que había puesto él mismo .
Abrieron la boca impresionadas -¿Así que el Correcaminos...
Intentó decir Rebecca pero le cortó una muchedumbre de gente que empezó a entrar por mi habitación. Mis amigas. Rodé los ojos - Chicas, ¿por qué no vais a fuera?- les pedí educadamente y Cleo y Rebecca salieron dejándose la pequeña mochilita.
Repasé con la mirada a todas pero no encontré a Carla - ¿Podéis ir con ellas?- les pregunté -Hablaremos de esto, lo prometo- asentí y ellas empezaron a soltarme una serie de bromas pesadas y golpes suaves en la cabeza, una a una salió haciendo caso a mi petición pero Abigail no se movió de su sitio. Al escuchar como la puerta se cerraba y Abigail seguía plantada frente a mí rodé los ojos -Dilo, sé que estás deseando hacerlo- comenté sin interés cogiendo la mochilita de mis hermanas para guardar los papeles cuando algo saltó rápido. Llevé mi mano al corazón del susto. Taylor había saltado de la mochila, el pobre, casi muerto igual del susto de estar encerrado y con una cara que lo decía todo. Le cogí y le alcé -¿Qué te han hecho mi niñito, te han encerrado ahí?- dije chasqueando la lengua con voz de tonta mientras él me miraba aún enfadado.

Página 549.

-Me compró chocolate.- giró la cabeza dando terminada la conversación para centrarse en el coyote, que ahora intentaba tirarle una gran piedra al pobre Correcaminos, cayéndole encima y aplastándole en el suelo mientras le salían estrellitas en su cabeza y el pajarraco ese volvía decir "Bip, bip"
Estúpido chico roba hermanas, le maldecí para mis adentros.
-Hemos hecho algo - dijo Rebecca dando palmas emocionada.
-¿Para mí?- asintió sacando diferentes dibujos, de los cuales la mayoría no podía descifrar - ¡Oh chicas son geniales! - dije en sinónimo de gracias - ¿Es esto un dinosaurio?- pregunté enseñándole un dibujo de una mancha verde.
-Con alas- añadió.
-Entonces es un dragón - dije entre risas.
Asintió - También - cedió al final y Cleo giró la cabeza para mirar lo que estaba haciendo.
-¿Nos cuentas historias de dragones?- me mordí el labio inferior. No sabía en qué día vivía pero no me podía negar a ellas dos.
-Por supuesto- dije intentando sonar animada y cogiendo todos los dibujos- Este es el dragón Fefe- dije haciendo ruidos de....¿dragón? Bueno intentándolo al menos. - Y este es el mono Carl- dije agarrando otro dibujo en el que se veía un cuadrado marrón. - El dragón Fefe vivía en la estatua de la libertad de New York y cuando se enfadaba de noche, de la estatúa salía fuego por los ojos - dije emocionada- El dragón Fefe era el encargado de encender la antorcha gigante para que los barcos le viesen por la noche- conté señalando algo de color naranja- Un día el mono Carl se enfadó de que la gente le tirase cacahuetes en el Zoo y salió corriendo - aplaudió Rebecca- Llegó a parar al dragón Fefe- dije juntando los dibujos- Y le dijo Fefe : ¡Yo estoy aburrido porque siempre hago lo mismo, encender la antorcha! - puse voz grave - Y el mono Carl le respondió: ¡Y yo estoy aburrido de que siempre me tiren comida a la cabeza!- comenté moviendo el papel como si estuviese hablando- Entonces ¡Pum! -dije alzando mis brazos llenos de heridas y hematomas - El dragón Fefe desplegó sus alas y le preguntó al mono Carl si quería irse para conocer mundo y hacer aventuras.

Página 548.

Nada más escuchar mi voz alguien entró arrasando mi habitación. Para ser exacta dos personas. - ¡Nina!- subió una Rebecca emocionada a la cama de un salto -Despertaste - anunció y asentí - Tenías los ojos cerrados.
-Como así- comentó Cleo tapándose los ojos con sus pequeñas manos y sonreí. Parecía el monito del Whatsapp.
-Desperté porque os echaba de menos - sonreí un poquito.
Cleo miró a la pantalla, luego a mí, volvió a la pantalla y se centró en mí - Correcaminos- dijo inclinando la cabeza y entreabriendo la boca.
Asentí y golpeé un lado de la cama despacio para que se sentase a mi lado. La pobre se dejó el culo en el suelo intentando subir. -Yo te ayudo tata - le dije cariñosamente cogiéndole por los costados y sentándole cerca de mí - ¿Cuánto tiempo tuve los ojos cerrados? - pregunté mientras acercaba más a Cleo para que se acostase en mi pecho .
-Dos- dijo Rebecca sacando cuatro dedos. Fruncí el cejo.
-¿Cuatro o dos?- se miró la mano confusa y sacó la otra para poner otros cinco con su otra manita - ¿Nueve?- fruncí el ojo y ella empezó a bajar dedos y subirlos.
-Dos- dijo Cleo sacando los correctos. Le abracé - No atiende en clase de matemáticas- me susurró al oído con una sonrisa.
-No seas chivata- le guiñé un ojo. -¿Por qué hablas tanto hoy?- dije extrañada.
-Vi a alguien- dijo con una gran sonrisa.
-¿A quién?- fruncí el cejo.                                                           
-Tú amigo- rodé los ojos, vio a Sam.

-¿Viste a Sam estos dos días?- pregunté y asintió muy rápido -¿Fue amable contigo?- volvió a asentir.

Capítulo Cuarenta Y Dos. Ama con tus cinco sentidos. Página 547.

Parpadeé varias veces confusa y me tallé los ojos, ¿Eso había sido un sueño?, ¿Qué hacía en el hospital? Analicé la habitación, sí estaba en el hospital.

Oh, claro, santa mierda, estaba ahí por haberme metido en el mar peligroso a por el llavero...entonces...¿A qué venía Mike y si peluquería?...¿Todo había sido un sueño? , ¿Qué mierda pasaba? ¡Puto infierno!
Pasé saliva y di un pequeño vistazo de nuevo a la habitación. El hospital.
Algo me hizo sentir bien, algo relacionado con Edgar, la mínima cosa que tuviese algo que ver con él me alegraba o me destrozaba por dentro.
Estaba en el mismo hospital que hace un mes estuvo él, ¿Es ridículo sentir cariño sólo por eso?, ¿Es ridículo que le busque dónde no hay nada que buscar? , ¿Es ridículo que le vea cuando no hay nada que ver?, ¿Es ridículo que le piense cuando él no lo hace?, ¿Es ridículo que piense que volverá cuando está tan lejos tanto física como mentalmente?, ¿Es ridículo?, ¿Soy ridícula?
Sí, la respuesta es sí, ridícula y estúpida.
No había nadie por mi habitación, me incorporé y me senté en la cama bostezando pesadamente. Miré mi pierna, un gran yeso la cubría. Era de esperar. Desvié la vista y me encogí de hombros, para mirar a la pared y ver una televisión a lo alto. Tanteé a dar en el mando y le encendí cuando salieron unos dibujos animados.

Sonreí despacio y elevé la cama para estar cómoda. No me importaba que alguien estuviese fuera, o esperándome. Quería ver al correcaminos y los estúpidos intentos del coyote por atraparle - Bip, bip- solté con una risa cuando se volvió a escapar dejando una gran nube de polvo. 

domingo, 25 de octubre de 2015

Página 546.

Entré sin llamar y sin pedir permiso y me siguieron Carla y Abigail de cerca mientras la empleada del local nos repetía una y otra vez que no podíamos entrar ahí.
-¿Asesino de tijeras?- preguntó Abigail con el ceño fruncido.
-¿Tío del pelo graso?- le siguió Carla.
-¿Mike?- dije confusa yo.
-¿Tú?, ¿El mejor peluquero de New York? ¡Pero si ni si quiera sabes hablar de corrido! - apuntó Abigail.
Cerré la puerta boquiabierta y negando despacio intentando asimilar la noticia.
Con cálculos rápidos conté 20 montículos, con una media de 10$ con cada corte de pelo, en menos de 15 minutos conseguían 200$ y tenían listas inmensas de gente que quería cortarse el pelo aquí. Mike tenía dinero para aburrir.
Nos miramos las tres de forma confusa y salimos del local despacio intentando analizar lo que había pasado.
-¿Habéis visto lo que yo acabo de ver?- preguntó Abi en voz alta- El tío que tiene un corte de pelo pasado de moda tiene el estudio de peluquería más famoso de la ciudad?, ¿El asesino de tijeras?, ¿El que nos quería meter en un congelador y matarnos?, ¿El que según no has contado por el camino no tiene ni coche, ni chaqueta, ni si quiera unos pantalones en condiciones y vive en el peor barrio de NY es el jefe de una empresa que genera dinero día sí y día no?
- Las apariencias engañan, y yo que nunca había creído a la abuela cuando lo decía- negó Carla. - ¿Hemos visto bien o las grandes tetas de Abigail nos han tapado la vista…?- preguntó en voz alta dudando de verdad su respuesta. Abi sí tenía grandes pechos.
-¿Él es Big M…? – dije confusa
-¿Nina?- salió el chico de negro de su local y se acercó a mí, sí así se podía decir, porque seguía manteniendo su distancia de incorregible, nos separaban, calculé más de diez pasos- ¿Qué...qué...haces aquí?
***
Parpadeé varias veces confusa y me tallé los ojos, ¿Eso había sido un sueño?, ¿Qué hacía en el hospital? Analicé la habitación, sí estaba en el hospital.
Oh, claro, santa mierda, estaba ahí por haberme metido en el mar peligroso a por el llavero...entonces...¿A qué venía Mike y si peluquería?...¿Todo había sido un sueño? , ¿Qué mierda pasaba? ¡Puto infierno!

Página 545.

Después de conducir hasta la dirección, y meternos en uno de "los no más cotizados barrios de NY" bajamos decididas. 
- Tú, chico- llamó Abigail a uno que estaba parado en la acera fumando. Se acercó el hombre perdido con sus grandes atributos de mujer - 50$ si me vigilas el coche hasta que salga de ese antro- señaló a la peluquería. El hombre asintió rápido - 25$ ahora, lo demás después- dijo severa Abi y el chico volvió a asentir, caminamos las tres hasta la puerta, el nombre del local estaba anunciado con unas luces de neón la mayoría fundidas rojas. 
-¿Enserio esta es la dirección?- preguntamos a Carla a la vez y ella asintió, suspiramos y abrimos la puerta. No era buen sitio para la mejor peluquería de la ciudad, es decir, ¿Aquí viene gente adinerada, no? Tener que pagar porque no te roben las llantas de tu coche no luce como buena publicidad.
El local era inmenso, no tanto cómo algunos que había visto anteriormente pero sí bastante grande para una simple peluquería, estaba dividida en montículos en los que cada peluquero se encargaba de hacer su obra de arte con un cliente en su pelo. 
Una chica alta y de pelo teñido se nos acercó- ¿Les puedo ayudar?- dijo amablemente.
-Sí- dije- Llévenos ante la propietaria de este antro. 
-El tal...- buscó en sus papeles Carla- El tal Big M- dijo decidida. 
-Él está ocupado ahora- espera, ¿dijo él? 
Abigail frunció el ceño.- Me importa una mierda lo que esté haciendo, tráigale ahora mismo ante nosotros o le juro por mis muertos que hago una par de llamadas y cierro el local. - la chica se echó a reír y Abigail le miró aún más enfadada. - ¿De qué te ríes estúpida?- preguntó enfadada. 
-¡Que cerrarán el local! - volvió a reír- ¡Por favor! - le miramos frustrada. Tercer no para ti Nina. 
- Al infierno- dije ya sin paciencia alguna dirigiéndome al cubículo más grande, suponiendo que sería la del jefe. 

Página 544.

-Creo que no deberías trabajar hoy- dijo despacio- ¿Por qué no vamos de día de chicas, ya sabes, un masaje, pedicura, manicura, un corte de puntas... - lo que me faltaba, que Carla mencionase cosas referidas con el pelo.
-Sí, sí- dijo una entusiasmada Abi. Bufé y volví a mi trabajo - Todo decidido socia- me guiñó un ojo - Carla, llama ahora mismo al mejor centro de estética de la ciudad y danos cita para dentro de una hora -dijo firme.
-¡A la orden mi capitán! - dijo haciendo un gesto de típico marinero o militar y riéndose salió por la puerta.
Caminé a mi mueblecito para coger una aspirina y pasar mi resaca, al fin y al cabo el masaje tal vez me venía bien.
Abigail me miraba con complicidad y decidí evitarla y apuntar cosas en los papeles que tenía en mi mesa hasta que Carla entró con noticias - He llamado a la mejor peluquería de la ciudad- no levanté la vista poco interesada- Dicen que no tienen cita para nosotras hasta dentro de seis meses.
-¿Le dijiste quién éramos?- dijo enfadada Abigail- ¿Le dijiste que tenemos en la palma de la mano la ciudad?
-Claro, amiga- dijo Carla.
-¿Y...?- esperó impacientemente Abigail.
-Y nada, no nos cambiaron la cita.
-Oh bueno, voy a ir a ese localucho de pacotilla yo misma a asegurarme de que quiebren en menos de una semana- dijo una decidida y enfada Abigail. Si algo teníamos en común era nuestra poca tolerancia al monosílabo "no".
-Espera Abi, voy contigo- dije poniéndome en pie. Bastante era para mí recibir dos nos en menos de cuarenta y ocho horas.
-Es más, ni si quiera hacen pedicura ni masajes, es sólo una simple peluquería- dijo ofendida Carla.
-Vamos para allá, no dejaremos títere sin cabeza - contestó Abi con decisión cogiendo las llaves de su caro coche y saliendo por la puerta de mi oficina mientras le seguíamos las dos.

**

Página 543.

Desperté con una terrible resaca en mi cabeza y con el enfado del siglo.
Aun así me decidí por ir a trabajar, arrasando con los que se interponían en mi camino y despidiendo al hombre que se atrevió a preguntarme una duda de camino a mi oficina llegué a mi mesa y tiré mis cosas al suelo cansada y de muy mal humor.
Abigail entró sin llamar, cómo siempre y se acercó a paso rápido a mi lado- Ni si quiera saludaste a Carla.
-Deja de joder Abigail- dije enfadada.
-¿Qué te pasa estúpida frígida?, ¿Necesitas a un boy para animarte? - fue a coger el teléfono de mi oficina y lo colgué rápido.
-Sólo vete estúpida.
-Alguien está enfadada con el asesino de las tijeras- canturreó riéndose de mí. Ni de coña estaba hoy para estas bromas . -¿Qué te hizo?
-¡Me dijo que no!, ¡A mí!, ¡A mí!- me señalé- Que podría embargar su estúpido piso con un chasquido de dedos- dije explotando- ¿Quién se cree ese estúpido?
-¿No quería entrar en tu cama amiguita?- siguió burlándose.
-Ni eso -rechisté- Ni si quiera me habló bien mientras que a una camarera de tres al cuarto le llamo cariño y Lucy Lu- cité irritada y Abigail estalló de la risa, cuando entró Carla y le contó lo sucedido se echó a reír con ella.
-Nina está enfadada porque el asesino de tijeras no le llamo Nina Nu, o Nina Lu, o no le nombró de cariño- volvió a reírse -  A lo mejor eres tú la rarivagina y me equivoqué con tu ex
Rodé los ojos- ¿No tienes cosas que hacer?- dije gruñendo sabiendo bien que sí, porque yo tenía trabajo que revisar, y si y tenía que hacerlo, a Abigail le correspondía exactamente la mitad del trabajo.

-¿Cómo quieres que vaya a trabajar con el espectáculo que tengo aquí?- dijo entre risas y Carla se acercó.

Página 542.

-Perdón-comentó arrepentido de verdad.
La mujer vino, claramente coqueteando y le fulminé con la mirada. Llevaba un uniforme demasiado corto para mi parecer, eso no le importó a Mike, que la sonreía ampliamente -Lo de siempre, por favor cariño- ¿Escuché bien?, ¿Cariño?, ¿Con ella no tartamudeaba?, ¿A ella le decía cariño?, ¿Era yo menos que esa tipeja acaso? Me crucé de brazos enfadada, sin intentar demostrar mi enfado, pero él ni si quiera me prestaba atención, y menos cuando le trajeron la comida.
-¿Quieres algo?- preguntó sin educación la chica mascando chicle.
-No comería algo de aquí ni aun que me pagasen un millón de dólares- dije totalmente fría y en tono enfadado a la chica- Es más, pagaría un millón porque cerrasen este antro-añadí, la chica pensaba decirme algo, coloqué un dedo delante de su cara- Ni si quiera me hables si no vas a tener un nivel de cultura con el que insultarme- le solté. La mujer, preparada para pelear se puso en posición.
-Tranquila Lucy Lu, ya nos vamos- reí, ¿Lucy Lu?, ¿Con mote y todo? Mike se puso en pie y poco a poco la chica fue relajando su semblante. Me levanté del mugriente sillón y salí por la puerta junto al tío de negro. -No debiste hacer eso-dijo entre dientes golpeando un piedra.
-Al demonio- repuse enfadada llamando al servicio de taxis, al parecer el taxista no quería ni si quiera pasar a recogerme a estas horas por este barrio. Tuve que triplicar el precio de la tarifa para que viniese a recogerme. Esperé en la acera a que viniese ese estúpido conductor mientras Mike me miraba alejado unos tres pasos de mí balanceándose en tus talones. Me iría a la fiesta de mi cumpleaños. Que es dónde debería estar. No en un barrio de mala muerte a las tantas de la noche con un peluquero de pacotilla. Ni si quiera me dijo nada cuando me adentré en el coche amarillo, y como respuesta al silencio cerré la puerta aún más fuerte mirándole con severidad y dirigiéndome al estúpido sitio que había alquilado Abigail.
Hoy a Nina le habían dicho por primera vez en muchos años "No" sin ni si quiera abrir la boca.
*

Página 541.

Me miró de forma dudosa y cogió aire ya en la calle para irse hacia el lado opuesto del mío. Que no me digan que sí me saca de mis casillas. -Mike, sígueme- casi le amenacé y él negó. Cogí aire miré hacia los dos lados en la acera, una larga fila esperaba para entrar en el recinto y miraba confusa nuestro forcejeo. Bien sabían ellos que nadie me dice que no - Bien, iré contigo- dije decidida y volvió a negar. Dejándome en ridículo ante todo el personal -Dije que voy contigo y voy contigo- me coloqué a su altura.
-No...no..no deberías de se..se..sss...ssseguirme- consiguió decirme y rodé los ojos desesperada.
-¿Por qué no?- dije ya enfadada.
-No es un lugar para una buena chica como tú - dijo ahora con seguridad, ¿Qué pronto dejas de titubear no Mike?
Me reí para mis adentros. No había persona menos flexible que yo, así que le seguí.
Después de estar como una hora andando, mientras mis tacones me mataban, el vestido me hacía morirme de frío, y nos adentrábamos en un mal barrio cada vez más, decidí hablar- ¿Y vienes andando todos los días? ¿No coges un taxi o qué?- dije dura y negó.
Varios chicos a mi lado en un grupo me miraban de forma muy mala y me apreté más al cuerpo de Mike, que quedó sorprendido y después de eso sonrió débilmente- No...no...debería...o...usted...ya...ya..ssss....ssssaa...sabe estar en-en-en la fiesssss...fiesta?- rodé los ojos al ver que volvía el tartamudeo, ¿por qué me trataba ahora de usted?
-No creo que me necesiten- contesté sin ganas alzando los hombros y dejándolos caer mientras el subía las escaleras y entraba en un bar mala suerte, que estaba segura que dé con una llamada a inspección cerrarían al instante.
No estaba acostumbrada a estos sitios definitivamente. Él ni corto ni perezoso se dejó caer en uno de los desgastados y viejos sillones esperando a que le atendiesen. Cogí aire, cerré los ojos, y me senté despacio cruzando mis piernas incómoda en el sitio.
-Us...ted es...es...es...hmmm.... la cumpleañera, ...de...debería estar.

-No me digas lo que tengo que hacer- dije irritada y agachó la cabeza.