-Chicas...-dijo
en voz baja Agata- Id a dormir- las condujo hasta las escaleras y entró en mi
habitación, para cerrar la puerta, ir hacia el otro extremo y agacharse a mi
altura, que seguía gateando buscando el objeto. Agata me ofreció el anillo y lo
cogí respirando fuerte. -Ven, debes ducharte- comentó ayudándome a levantar y quitando
las prendas que me faltaban para abrir el grifo de agua caliente y lavar mis
heridas -Son superficiales- comentó.
-Son
raspones- concordé echándome agua en el pelo, para eliminar la espuma del
champú.
- ¿De
verdad que no fue él?- preguntó triste.
-No, no lo
fue- comenté despacio con la mirada perdida.
-Nina...sé
que soy algo gruñona, y me ves cómo la que no te deja salir por la noche entre
semana, o cómo la que quiere que el envíes un mensaje cuando llegues o le
respondas a las llamadas... sé que me ves como un problema...
Le corté-
Agata, tú no eres el problema, lo soy yo- dije decidida.
-Podría
ser... tu amiga también y podrías confiar en mí y contarme...esto...lo que te
pasa, sé que no soy Carla y que no lo seré nunca pero, pero...
-Tú eres
mejor que una mejor amiga- le volví a cortar y cogí su mano, que estaba en mis
rodillas, echando algo de agua oxigenada.
-Quería
hablar contigo de eso...- dijo despacio- Tú... tú no te ves bien Nina, quiero
saber que ocurrió.
Tragué
saliva- Creo que sabes más de lo que yo creía que sabías, ya sabes lo que dijo
su madre de mi Agata...he estado estos días yendo a visitarle...pero él no me
concedía la entrada...hasta hoy, hoy le he visto- dije en voz baja. - No te
diré por qué, porque no lo sé, pero algo me hizo acabar en la playa, y llovía,
y hacía aire, y decidí subir unas rocas...sabes como soy, y me caí Agata...sólo
eso.
-Pero te
ves más delgada...sombría, tu pelo perdió brillo, y tus ojeras, y no puedo
evitar decirte que no te he estado espiando- admitió con la cabeza gacha
avergonzada- Lo siento.
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