Como una
chica valiente y fuerte al día siguiente de mi episodio terrible de
inestabilidad madrugué y fui a las clases, con mis heridas bien tapadas. Edgar
sí estaba allí. Cómo último día. No se giró ni comentó nada, cogió unos
papeles, seguramente con el traslado, y se fue. Sin más.
Creo que eso me dolió. Creo que eso me dolió de más.
Carla lo
notó, Carla siempre lo nota, Carla notó las heridas en las manos, mis miradas,
mis suspiros, y el anillo que descansaba en mi cuello. Carla siempre lo notó.
Había
llamado, creo que más de mil veces a su teléfono y siempre sonaba lo mismo
"El número al que has llamado no existe".
Así que se
había ido, cero. Sin decírmelo a la cara. Sin despedidas. Sin mensajes de por
medio. Nada. Para olvidarme por completo, para consumirme por completo.
Él había
tomado la decisión por los dos. Justo cuando yo creí que era la que llevaba los
estribos. ¡Zas! Día diecinueve y no aparece en clase. Él me había controlado,
él había decidido irse, y no me había dado la opción de quedarme, aunque eso me
matase por dentro. ¡Pero esto también me estaba matando!
Él había decidido
por mí, él había decido que yo, no podría llamarle, él había decidido, que yo
no podría verle, él había decidido que yo, le tenía que olvidar. Sí o sí. A la
fuerza. A kilómetros de mí,
Irónico,
¿ah?, ¿Cómo alguien te puede empujar estando, puede, al otro lado del mundo?.
Irónico,
¿ah? , ¿Cómo alguien te puede hacer daño estando, puede, al otro lado del
mundo?
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