— Bueno,
¿por qué no vas a tu habitación y luego me llamas?— fruncí el cejo
desconcertada con su respuesta y asentí despacio mientras abría la puerta para
salir del vehículo — Te olvidas algo—
informó tirando de mí y impactando sus labios contra los míos, ya más
tranquila por su comportamiento y con una sonrisa por su parte salí del coche —
Llámame — asentí y el aceleró aún en el sitio.
— Lo bueno
de un policía es que le puedes llamar a la hora que quieras porque aunque esté
conduciendo puede cogerlo — El rodó los
ojos — Si no me lo coges no tendrás excusa alguna, entonces sabré que estás con
otra — dije aún con mi "broma “mientras él negaba sonriendo y desaparecía
de mi vista.
Entré en
casa y me limpié los labios con el dorso de mi mano, sí, Edgar se había ido,
sí, yo seguía sin acostumbrarme a los besos de Sam, sí, me estaba obligando a
mí misma a mantener una relación con él para olvidarle. Ridículo.
Subí a mi habitación para tirar la mochila sin
cuidado alguno al suelo, me fijé en la cama, había una caja grande descansando
en ella. La abrí con cuidado y leí la nota.
"A las
ocho paso a recogerte, por cierto hoy cenamos con mis padres, lo siento si no
te gusta pero estoy convencido de que ellos querrán verte con vestido"
dejé la pequeña nota a un lado y saqué la pendra para mirarla. Un vestido
ligero y semi transparente blanco estaba extendido sobre mi cama, la suficiente
tela para que no se viese nada inapropiado y lo suficientemente sexy como para
dejar poco espacio a la imaginación.
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