—No...Pequeña
lesbiana tontorrona —dije cariñosamente —Esto es peor, porque ni si quiera sé
si sigue vivo.
—Nina,
bicho malo nunca muere — me guiñó el ojo con una gran sonrisa e intenté devolvérsela
en la medida de lo posible —Sé que puedes hacerlo y sé que esto es lo que te
pide ahora el corazón, sólo déjale conducirte, y si tienes que romper a alguien
más el suyo para recomponer el tuyo ¡Que les jodan! Ellos hicieron contigo lo
mismo sin importarles lo más mínimo, es hora de que tú lo hagas.
—Ojo por
ojos, al final todos ciegos — le recordé.
—La sexy
lesbiana que tienes delante sabe de lo que se habla monada — me revolvió el
pelo— ¿Crees que hubiese tenido sexo tan a menudo si no hubiese roto el corazón
a unas cuantas chicas?
—Eres
horrible Abi— gruñí.
—Lo sé,
pero porque lo fueron conmigo, y si el karma no se lo devuelve a quién me hizo
daño, yo me convertiré en quién haga daño.
—No
comparto tu opinión .
Rodó los
ojos —No compartes nada conmigo, ni mi opinión, ni mis gustos, ni mi
comentarios sobre chicas calientes, ¡Por compartir no compartes ni tu porción
de pizza conmigo! —gimió.
—Deja de
ser tan dramática.— le recordé.
—Y tú de
estar tan tremenda —rodé los ojos —Ojalá fueses lesbiana —hizo un puchero y rio
—Es broma, sólo para animarte — me guiñó un ojo.— Lo vas a hacer lo mejor que
puedas, como llevas haciendo todo este tiempo, y estoy muy orgullosa de ti por
ello, y aun que esta noche aprietes y no puedas llorar, porque estés ocupada,
liberarás tensiones pronto— me prometió — Si no, sólo puedo presentarte a un
par de chicas y tendrás un buen rato con ellas
—¿Cuál es
tu problema con cambiarme de sexualidad?— le empujé juguetonamente.
—El problema
es tuyo, Madam, por no elegir la correcta — sonrió y besó lo alto de mi
cabeza, encerrándome en un abrazo.
*
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