Listaa

martes, 20 de octubre de 2015

Página 506.

Me quité las prendas que me quedaban y guardé el colgante con el anillo en el bolso con miedo a perderlo. Metí un pie en el agua congelada.
¿Que qué decía mi cerebro? Que saliese de allí echando hostias, que estaba fría de cojones y que si quería matarme.
¿Qué decía mi corazón? Ve a por el llavero.
¿Qué diría mi abuela? ¡Ánimo mi bien! Te espero aquí.
Así que mi cuerpo, cobrando vida propia comenzó a meterse en el frío agua sin darme un respiro para regular mi temperatura del cuerpo. Me dejé caer.
Una vez que estás dentro ya te acostumbras.
No era profundo, no aún, así que aun que ya me había metido de cuerpo completo, debía andar, y eso hacía que mi cuerpo quedase expuesto al viento.
Dejé de sentir arena sobre mis pies y volví a sentir el tacto de esa afilada piedra de nuevo -Allá vamos- dije suspirando mientras notaba como gotas frías de agua provenientes de mi pelo caían por mi espalda.
El primer paso me destrozó, el segundo me abrió de nuevo todas las heridas, el tercero creó nuevas, el cuarto me hizo empezar a sangrar y el quinto me hizo dejar de sentir dolor para concentrarme en lo que estaba.

Intentaba mantener el equilibrio ayudándome de mis manos pero más de una vez caí, rasgándome ya no sólo rodillas, codos y manos, sino también la espalda, el abdomen, las piernas y la cara. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario