No era un
simple raspón. La piel literalmente estaba dividida dejando una franja de
sangre casi negra en el interior.
Sentí arcadas
y coloqué mis manos a ambos lados de la piedra intentando estabilizarme
mientras algunas olas empezaban a amenazar y golpeaban mis caderas.
Miré a la
mochila. Que descansaba en la orilla. Miré al acantilado, que se veía tan cerca
pero a la vez tan lejos.
La vida no
es fácil, yo no era fácil.
Sufrimos
situaciones extremas y lloramos por cosas sin importancia.
Nos
enamoramos de canciones y odiamos a sus artistas.
Tenemos
tiempo para dormir, pero lo usamos en otras cosas, y luego nos quejamos de no
haber descansado bien.
La vida es
así, el que es pequeño quiere ser grande, y el que es grande quiere ser pequeño.
El que tiene pelo liso, lo quiere rizado. Y el que lo tiene rizado lo quiere
liso.
La vida esa
así, siempre habrá alguien que te superará en cualquier cosa por buena que
creas que seas, siempre habrá alguien a quién envidiar. Siempre habrá puntos en
los que tu cuerpo te mande parar.
Entonces
dices, vale, para, stop, pausa, punto muerto.
Y sueltas
el pedal de frenos, y acérelas sin importarte lo que venga para delante.
Y para
atrás ni para coger carrerilla.
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