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martes, 20 de octubre de 2015

Página 511.

Me eché lo máximo posible contra la pared recogiendo mi pierna malherida, que no hacía caso a lo que la mandaba mi cerebro.
Me acurruqué abrazando mis rodillas y temblando notando la roca fría y maciza en mi espalda y mirando al agua, al que te engañaba con su apariencia y te mataba con su fuerza.
Temblé y me abracé más fuerte mientras decidí mirar a mi cuerpo, por primera vez en la superficie.
Realmente no creía que estuviese echando tanta sangre, el agua me ayudaba a mantener a raya toda la mancha que roja que salía de mi cuerpo, él me engañaba. Pero al salir a la superficie las heridas comenzaron a sangrar de verdad.
Parecía que estaba en Halloween y me había echado un cubo por encima de sangre falsa. No había lugar en mi cuerpo que no sangrase.
Dejé de preocuparme parcialmente por los cortes superficiales y me fijé en mi pie.
El que no tenía mejor pinta que antes. Mordí mi puño al sentir otra arcada y giré mi cabeza hasta el charco por si mi cuerpo decidía volver a vomitar.
Y lo vi.
El llavero descansaba como si nada en uno de esos charcos que habían traído la marea. Gateé y lo cogí en mi mano, sosteniéndolo en una palma muy temblorosa.
Creo que sonreí. No estoy segura.
Volví a mi posición, viendo como mi ropa interior, anteriormente blanca, ahora estaba completamente teñida de rojo.
Besé el llavero una y otra vez mientras temblaba y miraba al frente, esperando que la pequeña poza natural se calmase, pero no ocurría, cada vez las olas golpeaban más fuerte y salpicaban hasta mi lugar, haciéndome inclinarme incluso más hacia la pared, cómo si ella y yo estuviésemos unidas en verdad.

Reí maniáticamente- ¡Lo hice!, ¡Lo hice! - repetí apretando el objeto en mi mano. 

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