Creo que no
me di cuenta de la gravedad de la situación. Porque si me había costado entrar,
imagínate salir, porque si en la ida mi cuerpo había sufrido tantos
desperfectos, aún quedaba la vuelta.
Así que
abracé más mis piernas y miré al cielo nublado cubierto de algunas gaviotas sin
rumbo alguno dando vueltas.
Dirigí mi
vista a la orilla... realmente estaba bastante lejos.
Así que la
vida me había puesto una meta y la había alcanzado.
Así que el
amor me había puesto la zancadilla, y sí, había caído y había sangrado, pero
ahora estaba casi levantada.
Sí, sí y
sí.
La gente
suele decir que hay personas de las que no debes aprender absolutamente nada,
no estoy de acuerdo, de las personas que hacen cosas malas debes aprender sus
errores. Como por ejemplo de mí la gente podría aprender a, no enamorarse, no
andurrear perdida por ahí en un acantilado, no tomar decisiones precipitadas de
las que luego una se arrepiente, no arremeter contra las personas que te
quieren y te cuidan, ni de lejos meterte en el mar con bandera roja y en dirección
a una pared de piedra, no elegir el camino que te haga daño y elegir uno
medianamente bueno, o que al menos, no te deje tirada, en medio de la nada, sin
nadie que sepa tu paradero, y en el sitio donde nadie pensaría que estaría
alguien en el mundo.
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