Listaa

domingo, 25 de octubre de 2015

Página 533.

Después de un largo día de oficina y después de haber cedido a contratar a la más caliente de las secretarias a favor de Abigail volví a casa para dormir y dejar pasar las horas muerta dispuesta a estar preparada para mi cumpleaños.
A la mañana siguiente y con ayuda de Carla para levantarme fuimos a comprar ropa, porque supuestamente debía andar bien vestida por mi cumpleaños.
La gente por la calle no se atrevía a mirarme, otros me decían felicidades y otros simplemente me sonreían. De bueno humor, o intentándolo, les apropié con una sonrisa a cada uno y di las gracias amablemente.
Carla era la cosa más pesada que existía cuando de moda se trataba y yo sólo quería volver a mi cómoda cara, sin el infiel de mi ex novio, y echarme a dormir por horas.
Abigail apareció con su codiciada figura y di gracias internamente al mundo por su aparición y haberme librado de más horas de tortura con Carla- ¿Qué hay estúpidas?- saludó tan amablemente como antes- Estoy contenta por ti Nina, ya sabes, seguro que hoy no te has tenido que levantar con una tienda de campaña formada debajo de tus sábanas debido al mini pene de tu ex novio - chocó las cinco con Carla y las recriminé- Le llamaré el raripene, no es normal que fuese tan diminuto -siguió echando leña al fuego y desistí. -¡Imagínate la cara de Nina al ver al raripene por la mañana y que el tonto de su ex no le dejase ni probarlo! - se rieron ambas y yo gruñí ya empezando a enfadarme- El raripene ha hecho una bendición a las putas de los prostíbulos dejando de ir a visitarlos por no tener dinero, ¡Yo preferiría que me quitasen toda mi empresa a tener que acostarme con él!- rodé los ojos sabiendo que si rechistaba ellas se lo iban a tomar más a risa y seguirían con el temita - Creo que el raripene medía un colín, ¿lo pillas Carla?- rio alto Abigail limpiándose las lágrimas de los ojos- ¡COLÍN! RARI PENE TENÍA UNA COLITA CHIQUITITA QUE MEDÍA UN COLÍN, ¡ÉL TENÍA UN COLÍN!- Carla casi se lanza al suelo al entender la broma mientras yo entraba en una cafetería conocida.
-Un café muy cargado, por favor- pedí sabiendo que tenía que soportar las estúpidas bromas de Abigail durante todo el día.

Ellas se sentaron a mi lado- Déjame decirte que no me caía para nada bien.

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